María Ubilerma Sanabria es la madre de Jaime Stiven Valencia, un joven que fue llevado de Soacha a Ocaña, Norte de Santander, y fue ejecutado por el Ejército para presentarlo como una baja en combate.
Sanabria aseguró que el reconocimiento de los 11 militares, entre esos el general (r) Paulino Coronado, comandante de la Brigada 30 en Norte de Santander, que aceptaron su responsabilidad en 120 casos de falsos positivos en Catatumbo es importante, pero que esto debe abrir la puerta para que, quienes no han aceptado aún su responsabilidad, lo hagan.
María se encuentra en el exilio por amenazas que recibió al denunciar el caso de su hijo, pues ella afirmó: “Fuimos las madres de Soacha las que destapamos esta olla podrida”.
Jaime Stiven desapareció cuando tenía 16 años, vivía y estudiaba en Soacha con su familia y duró 8 meses desaparecido, desde el 6 de febrero de 2008.
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“Ya no quedamos como locas, muchas veces el mundo ni le cree a uno, ahora ya tenemos más bases para que el mundo sepa de que esto es verdad, no estábamos locas ni mintiendo ni degradando, ellos se degradaron solitos”, añadió.
Y explicó, además, que cuando hacían protestas y plantones para exigir verdad en el caso de sus hijos, las personas las criticaban: “La gente nos decía: ‘Y es que qué no tienen nada qué hacer, váyanse a hacer oficio’. La gente era muy grosera hasta que poco a poco se fueron dando cuenta de la verdad”.
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