En la conmemoración del día internacional de las manos rojas, el laboratorio de economía de la educación de la Universidad Javeriana, publicó cifras sobre los posibles efectos del conflicto armado en la permanencia y rendimiento académico de los niños, niñas y jóvenes que se han visto afectados por la guerra.
Dentro del estudio realizado por la Universidad Javeriana, advierten que los departamentos del Chocó, Arauca, Putumayo, Guaviare, Caquetá y Norte de Santander, están en la lista de los lugares con mayor tasa de estudiantes víctimas del desplazamiento de niños, niñas, jóvenes y adolescentes en hechos violentos entre el 2015 y el 2022.
De acuerdo con la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (Ubdp), al 31 de enero del 2024, se han recibido 3.198 solicitudes de búsqueda de menores. Con respecto a este dato, 1.566 corresponden a niños, 621 a niñas, 2 personas pertenecientes a la comunidad Lgtbi, 282 relacionadas con comunidades indígenas y 135 de comunidades afrodescendientes, raizales y palenqueras.
En estos departamentos, la tasa de deserción promedio para el año 2022, fue del 5,35 %, lo que representa a nivel nacional el 1,26 % de casos registrados. De acuerdo con cifras entregadas por la Defensoría del Pueblo, en el 2023, fueron reclutados 184 menores de edad por parte de grupos armados.
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Gloría Bernal, directora del laboratorio de economía de la educación de la Universidad Javeriana, afirman que observaron una correlación relativamente alta entre el departamento de los menores afectados y los indicadores de deserción, repitencia, aprobación y reprobación escolar. En estos departamentos, 1 de cada 19 estudiantes desertó del colegio en 2022. Con respecto a las cifras, el departamento de Arauca encabeza la lista con el 6,9 % de casos de deserción, le sigue el Putumayo con 6,5 %, Caquetá con 6.0%, Chocó con 5,0 %, Norte de Santander con 4,1 %, y por último, el departamento de Guaviare con 3,3 %.
Por otro lado, desde la Universidad Javeriana confirman que este fenómeno se puede volver un círculo vicioso, ya que estos departamentos se vuelven menos atractivos para el emprendimiento y la inversión, provocando un atraso económico y social de las regiones.
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