El presidente Iván Duque llegó a Europa para adelantar una ambiciosa agenda de tres días por Italia y Bélgica que incluye un encuentro este lunes con el papa Francisco en la Biblioteca Vaticana.
La implementación de los acuerdos de paz, un tema que el Santo Padre sigue de cerca, y la crisis migratoria de venezolanos que huyen de su país, estarán dentro de la agenda. A la visita, Duque asistirá con sus tres hijos y su esposa, María Juliana Ruiz.
Duque también tendrá reuniones con el presidente italiano, Sergio Matarella; el primer ministro, Guiseppe Conte, y un grupo de empresarios.
El martes Duque viajará a Bruselas después de una visita a la Capilla Sixtina y el Museo Vaticano. Ese mismo día asistirá a la sede de la OTAN, cinco meses después de que el saliente presidente Santos firmara el acuerdo con el que Colombia se convirtió en socio global de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. El primer mandatario conocerá entonces, de primera mano, el alcance de esta asociación que incluye la cooperación en áreas de interés mutuo.
En Bruselas también se reunirá con empresarios, inversionistas y el primer ministro de Bélgica, Charles Michel. La agenda también incluye encuentros con las cabezas de la Unión Europea, entre las que se encuentran el presidente del Consejo Europeo y la canciller de ese bloque de países, Federica Mogherini.
Finalmente, estará con Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, con quien tratará un tema que le preocupa bastante: la desfinanciación del acuerdo de paz. Por esto, no ahorrará esfuerzos en buscar, junto con el canciller Carlos Holmes Trujillo, mayores recursos de la Unión Europea para la implementación y construcción del posconflicto.
Duque tampoco dejará de lado la crisis en Venezuela, una bandera que adoptó desde su visita en septiembre a Naciones Unidas. El objetivo principal será lograr más presión internacional en contra del régimen de Nicolás Maduro, más sanciones a su círculo cercano y, por supuesto, apoyo para tratar la situación migratoria que a Colombia podría costarle más de 26,6 billones de pesos.
La implementación de los acuerdos de paz, un tema que el Santo Padre sigue de cerca, y la crisis migratoria de venezolanos que huyen de su país, estarán dentro de la agenda. A la visita, Duque asistirá con sus tres hijos y su esposa, María Juliana Ruiz.
Duque también tendrá reuniones con el presidente italiano, Sergio Matarella; el primer ministro, Guiseppe Conte, y un grupo de empresarios.
Con todos, buscará reiterar las buenas relaciones que tienen Colombia e Italia, y el buen ambiente que hay en el país para incrementar el comercio y la inversión extranjera.
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El martes Duque viajará a Bruselas después de una visita a la Capilla Sixtina y el Museo Vaticano. Ese mismo día asistirá a la sede de la OTAN, cinco meses después de que el saliente presidente Santos firmara el acuerdo con el que Colombia se convirtió en socio global de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. El primer mandatario conocerá entonces, de primera mano, el alcance de esta asociación que incluye la cooperación en áreas de interés mutuo.
En Bruselas también se reunirá con empresarios, inversionistas y el primer ministro de Bélgica, Charles Michel. La agenda también incluye encuentros con las cabezas de la Unión Europea, entre las que se encuentran el presidente del Consejo Europeo y la canciller de ese bloque de países, Federica Mogherini.
Finalmente, estará con Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, con quien tratará un tema que le preocupa bastante: la desfinanciación del acuerdo de paz. Por esto, no ahorrará esfuerzos en buscar, junto con el canciller Carlos Holmes Trujillo, mayores recursos de la Unión Europea para la implementación y construcción del posconflicto.
Duque tampoco dejará de lado la crisis en Venezuela, una bandera que adoptó desde su visita en septiembre a Naciones Unidas. El objetivo principal será lograr más presión internacional en contra del régimen de Nicolás Maduro, más sanciones a su círculo cercano y, por supuesto, apoyo para tratar la situación migratoria que a Colombia podría costarle más de 26,6 billones de pesos.