Los narcotraficantes ahora esconden la cocaína en cocos de manera meticulosa, taladrando una de las cavidades blandas del fruto, le extraen el agua, la mezclan con la droga y vuelven a introducirla. Luego de eso, según la Policía, tapan los pequeños orificios con una astilla de madera y pegante.
Fueron los inspectores de antinarcóticos de la Policía en el puerto de Cartagena quienes, tras varios análisis, olfato canino y la alerta de las autoridades francesas, finalmente encontraron la droga oculta tras revisar un total de 18 toneladas de cocos de exportación que tenían como destino final Algeciras, en España .
Al someter el agua de los cocos a pruebas de laboratorio, las autoridades descubrieron que, en parte de ellos, iban camuflados 176 kilos de cocaína de alta pureza valorados en más de siete millones de euros, evitando así la comercialización de por lo menos 440.000 dosis en Europa.
Luego de verificar los documentos del contenedor en el que iban los cocos, los investigadores de la Policía descubrieron que la carga provenía de República Dominicana y traía sello de revisada en ese país. Es decir, solo estaba de tránsito por el puerto de la capital de Bolívar, razón por la cual sería poco probable que la perfilaran y revisaran.
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La hipótesis más sólida que tienen las autoridades señala que los narcotraficantes, intentando evadir los controles de las autoridades, están abriendo rutas como esta, mediante la cual habrían llevado la droga al país caribeño desde algún punto de acopio cercano, para luego contaminar la carga de exportación y enviarla al puerto de Cartagena.
“Esta modalidad de encubrimiento requiere experticia química por parte de los delincuentes, tanto en origen como destino. “Tras esta incautación iniciamos una investigación transnacional con autoridades de Estados Unidos, Europa y República Dominicana para identificar a los responsables”, dijo el director general de la Policía, general William René Salamanca.