Las tragedias por las fuertes lluvias en 2022 tuvieron a los colombianos con los pelos de punta y llevaron a que el Gobierno decretara el estado de emergencia nacional para atender a las víctimas de las precipitaciones, que se calculan en más de 300 muertos, 348 heridos y casi un millón de afectados.
De acuerdo con el último balance de la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastre, al menos 6.755 viviendas resultaron destruidas, 2.953 vías se vieron afectadas, así como 471 acueductos y 109 alcantarillados.
La tragedia de mayor magnitud en pérdidas de vidas humanas se registró el pasado 4 de diciembre, cuando un bus que cubría la ruta Cali (Valle) - Condoto (Chocó) fue sepultado tras un deslizamiento de tierra registrado en el sector Cabañas en el departamento de Risaralda. El país completo quedó sobrecogido por la imagen de una niña que se aferraba al cuerpo inerte de su mamá, en medio de la angustia de los socorristas para salvarla.
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Sin embargo, esa imagen no fue la única que puso en evidencia el dramatismo de las emergencias. Al nororiente de Bogotá, la imagen de una joven motociclista que fue arrastrada por la fuerza de las aguas, en La Calera, también quedó en la memoria de todo el país. Los hechos se registraron el 12 de noviembre.
En Piojó, ni los muertos se salvaron de la inclemencia de las lluvias, ya que incluso los restos de los que se fueron se vieron afectados por un durísimo aguacero que cayó sin tregua entre el 5 y 6 de noviembre. En total unas 244 familias resultaron damnificadas en la contingencia y se registró la muerte de un niño que cayó de los brazos de su mamá en medio de la inundación.
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La difícil situación llevó al Gobierno colombiano a declarar el estado de emergencia y desastre natural en el país por lluvias en todo el país, con el fin de garantizar recursos para atender las necesidades de los damnificados y las víctimas.