En una reciente sesión de control político en la Comisión Segunda del Senado , el director de la Unidad Nacional de Protección (UNP ), Augusto Rodríguez, abordó el tema de la utilización indebida de vehículos oficiales por parte de su entidad. Durante la sesión, Rodríguez aclaró que los escoltas implicados en el incidente no son responsables de las irregularidades reportadas.
Rodríguez explicó que el 19 de julio algunos escoltas se subieron a vehículos oficiales con personas incluidas en listados para realizar un recorrido en una región del país. El objetivo era dialogar con líderes de diversos grupos criminales para ampliar el número de facciones dispuestas a unirse al proceso de paz. Sin embargo, en su desplazamiento, los escoltas rompieron el protocolo al permitir la presencia de personas ajenas y no autorizadas. Aunque las armas que portaban eran cortas y la cantidad de dinero transportado no era significativa, el incidente fue calificado como un intento de camuflaje.
“Algunos se subieron a esos vehículos el día 19 a una región del país con las personas que estaban en los listados e hicieron su recorrido. Obviamente iban a ir donde estaban otros cabecillas o frentes para hablar con ellos con la intención de ampliar el número de grupos criminales que podrían unirse a este proceso, (…) obviamente en esto rompieron el protocolo de subir personas extrañas. Las armas que traían eran armas cortas, pero la cantidad de dinero no era grande, esto era fácilmente camuflaje”, dijo Augusto Rodríguez.
El director de la UNP también aclaró que los escoltas involucrados, quienes condujeron las camionetas blindadas con disidentes de las Farc con órdenes de captura y que fueron sorprendidos en Antioquia, no son responsables de las irregularidades, ya que no tienen la autoridad para requisar a las personas bajo su protección.
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En su intervención, recalcó que el personal de protección de la UNP no cuenta con las facultades necesarias para realizar labores de policía judicial. En respuesta a estos desafíos, el Gobierno está considerando la integración de miembros de la Policía a los esquemas de seguridad para los disidentes de las Farc vinculados a los diálogos de paz, con el fin de fortalecer el control y la supervisión en estos procesos.