El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF ) lanzó una iniciativa en Puerto Asís, Putumayo, donde más de 700 familias han sustituido el cultivo de coca por sacha inchi, conocido como la "estrellita de oro", y chontaduro. Este programa no solo busca mejorar la calidad de vida de los campesinos, sino también contribuir a la construcción de una paz duradera en una región marcada por la violencia asociada a los cultivos ilícitos.
Esto también tiene como objetivo que los cultivos de sacha inchi y chontaduro se integren en la producción de bienestarina, un alimento esencial que beneficia a miles de niños en el país y que serán comprados a los campesinos. Esta iniciativa no solo representa un paso hacia la diversificación agrícola, sino que también aborda la grave problemática de la desnutrición infantil en Colombia.
En una reciente entrevista con Blu Radio, Noemí Delgado, una de las mujeres involucradas en esta transformación, compartió su experiencia. Aunque Noemí no cultivaba coca, su familia vivía rodeada de cultivadores. “Yo vengo de una familia que mi papá fue agricultor y todo nuestro proceso fue ganadero, platanero, yuquero, maicero… Pero los vecinos sí cultivaban coca y nuestros hermanos iban a la cosecha porque era más fácil”, relató. Su decisión de cambiar se basó en el deseo de un entorno más seguro: “Decidimos dejar atrás la inseguridad que traía la coca y buscar tranquilidad”.
Este deseo de paz, tanto interior como colectiva, la motivó a involucrarse en el cultivo de chontaduro, una fruta que ofrece nuevas oportunidades económicas. “Comenzamos a inculcarle a la gente que no, que no a la coca, demostrando que otros cultivos también son buenos”, dijo. “La idea era que nuestros hijos vivan tranquilos y que la comunidad encontrara estabilidad”, puntualizó.
Publicidad
Además, la Dirección de Sustitución de Cultivos Ilícitos, encabezada por Gloria Miranda, también visitó la región para anunciar una inversión de $28.000 millones destinados a desarrollar 1.200 hectáreas de sacha inchi. “El sacha inchi puede generar hasta 25 millones de pesos anuales por hectárea. Hoy, lo que nos reportan varios campesinos en Putumayo con la coca es que, a pesar de que se le invierte dinero, no se obtienen ganancias, incluso quedan endeudados”, explicó. Este cultivo no solo promete un mejor retorno económico, sino que también es esencial para la producción de bienestarina, un alimento vital para miles de niños en Colombia .
De este recorrido que hizo el instituto junto con el ICBF, su directora, Astrid Cáceres, señaló la relevancia de esta iniciativa en el contexto de la seguridad alimentaria. “La bienestarina es el único producto nacional, la única industria alimentaria nacional que tenemos ahorita en el país. Necesitamos más productos nacionalizados en los que los campesinos tengan la compra directa del Estado para bajar los costos alimentarios”, aseguró. Este enfoque no solo busca sustituir cultivos ilícitos, sino también activar la economía local y ofrecer alternativas sostenibles.
Publicidad
Una de las familias que ahora cultiva “Estrellita de oro” es la familia de Sandra Herrera, otra agricultora de la región, quien compartió su historia de transformación con Blu Radio “La transición fue en el instante en que escuchamos una convocatoria que estaban haciendo para las familias que se quisieran vincular a la siembra de sacha inchi”, relató. Aunque el proceso se detuvo durante la pandemia, Sandra destacó que su comunidad ha logrado reactivarse. “Tomamos la iniciativa de tener ese espíritu de cambio de lo ilícito a lo lícito con el sacha inchi. Era un producto nuevo para nosotros, pero decidimos arriesgarnos”, dijo
El procedimiento para transformar el sacha inchi en harina se realiza en centros de acopio. Yuleimy Arias, encargada de la clasificación en uno de estos centros, explicó el proceso. “Clasificamos el sacha inchi en varias fases. El proceso que realizamos aquí es un proceso de clasificación manual, que se va a clasificar en cuatro fases. Estoy clasificando 80 kilos diarios, pero cuando trabajo con mis compañeros, llegamos a un máximo de 190 kilos diarios”, detalló. La producción de harina de sacha inchi se está consolidando como un recurso clave para alimentar a miles de niños en el país.
Blu Radio también habló con Franco Emilio Pérenguez, gerente de la cooperativa multiactiva de agronegocios del Putumayo, quien comentó sobre el ciclo de producción. “Desde diciembre de 2023, hemos comenzado la recolección y procesamiento del sacha inchi. Hacemos compras en los diferentes municipios y dependemos de la cantidad que recolectamos, que puede variar entre 600 y 3.000 kilos por día”, afirmó. Esta cooperativa actúa como un enlace entre los productores y el mercado, asegurando que las familias obtengan un precio justo por su cosecha.
El impacto de esta iniciativa ya se siente en las comunidades. La bienestarina, elaborada con los nuevos cultivos, ha comenzado a distribuirse en varias regiones del país, y en los próximos meses se lanzará un nuevo sabor con chontaduro. Con esta estrategia, el ICBF y las comunidades agrícolas están avanzando hacia un futuro más seguro y sostenible, demostrando que es posible transformar realidades y construir un entorno pacífico a partir de la agricultura lícita, todo eso según lo confirma el instituto.
Publicidad
Este esfuerzo conjunto no solo busca acabar con los cultivos ilícitos, sino también activar la economía local, creando un modelo que prioriza la seguridad y el bienestar de las familias de Putumayo .