Hace un año, exactamente el 1 de mayo, se llevó a cabo la operación Esperanza que estaba enfocada en el rescate de los hermanitos Mucutuy, perdidos en la selva del Guaviare luego de que la avioneta en la que viajaban, junto a su madre, se estrellara. El general Pedro Arnulfo Sánchez, comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, recordó lo que vivieron en ese momento y la travesía para encontrar a los pequeños , que duraron 39 días allí.
En diálogo con Mañanas Blu, con Camila Zuluaga, explicó “que la orden era clara: encontrar a los niños sin importar el tiempo que llevara”. A medida que pasaba el tiempo, la probabilidad de encontrarlos con vida disminuía, pero el general y su equipo estaban decididos a cumplir la misión. Para lograrlo, recorrieron cada rincón de la selva, contando con la ayuda de indígenas que se unieron a la búsqueda, lo cual destacó.
Sin embargo, cuando uno lee los manuales de la Aeronáutica Civil y los protocolos de aviación para una búsqueda, dicen hasta cuando se agoten las razones lógicas o los medios para la búsqueda, pero en este caso, para nosotros, lo lógico era hasta encontrarlos. Y en ese sentido tenía un enfoque tanto de tiempo como de espacio, porque era recorrer cada ápice de la selva hasta hallar a nuestros menores. Obviamente, la intención era encontrarlos con vida, pero a medida que pasaba el tiempo, porque hace tres días que fue la conmemoración del accidente, desde ahí tenemos que contar 40 días que permanecieron nuestros menores en la cena. Cada día que pasaba se reducía la probabilidad de encontrarlos con vida, pero si algo teníamos clara es que íbamos a cumplir la misión por difícil que está fuera
También se refirió al tema de los paradigmas que se rompieron durante esta operación. El general Sánchez explicó que, como fuerzas especiales, están acostumbrados a operar de manera autónoma y en secreto. Sin embargo, esta ocasión tuvieron que trabajar en conjunto con comunidades indígenas y romper con sus tácticas habituales. Este nuevo enfoque permitió ampliar la logística de la búsqueda y aprender técnicas de supervivencia de los indígenas en la selva.
Uno de los aspectos más destacados de la operación de rescate fue la participación del perro Wilson, un pastor belga que apoyó en la búsqueda. Aunque no se logró confirmar si hubo interacción entre los niños y con el canino, el general reconoció su valioso papel como parte del equipo de búsqueda.
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En cuanto a los niños, señaló que ha tenido la oportunidad de interactuar con ellos y que espera poder ser padrino para ellos en el futuro. También comentó que su adaptación dependerá de cómo se maneje su proceso de reintegración familiar y resalta la importancia de preservar su infancia y juventud en medio de los intereses mediáticos que rodean su historia.
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