El antropólogo y profesor universitario Leonardo Nieto relató en Blu Radio una de las historias menos conocidas que rodean la tragedia de Armero, se trata de una maldición que muchos le atribuyen a un sacerdote que vivió en la región en 1948 llamado Pedro María Ramírez. (Lea también: Armero, el próspero pueblo que terminó convertido en ruinas y tumbas simbólicas )
El padre Ramírez fue asignado a la parroquia de Armero a mediados de la década de 1940. Armero, por ese entonces, era “bastante liberal, grupos de izquierda tenían un asentamiento fuerte en Armero y sus alrededores”. (Lea también: Armero sigue buscando a sus desaparecidos 30 años después de la tragedia )
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Leonardo cuenta que “la llegada de este padre cambió la dinámica en el pueblo”, pues distinguía a las personas de acuerdo a su preferencia política.
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Esta situación generó bastante malestar en la población, que se hizo evidente tras el ‘Bogotazo’ el 9 de abril de 1948, “en ese contexto político tan complejo, el padre Pedro María Ramírez se enfrentó a los propios habitantes de Armero y fueron ellos quienes lo asesinaron”.
Cuenta el experto que “la población tenía una percepción negativa por su carácter conservador”, razón por la que el religioso falleció a manos de la turba como un mártir.
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“En agonía el sacerdote lanzó la frase: ‘No quedará piedra sobre piedra de Armero’, algo que muchos consideran como una maldición”.
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Tras la muerte del cura, la turba impidió que le dieran sepultura y lo enterraron sin ropa. “Luego el ropaje del sacerdote se convirtió en casi que una reliquia, hay diferentes versiones sobre su paradero. Unos dicen que la gente la quemó, otros que el Ejército cuando se tomó la zona luego del Bogotazo y otros que unas monjas”.
Leonardo apunta, además, que “los principales implicados en el asesinato del padre Ramírez, cuando los judicializan, pidieron reiteradamente que los cambiaran de celda pues decían que él los visitaba en las noches”.
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La historia, sin embargo, no acaba allí, pues se cuenta también que el origen de la maldición serían las palabras del obispo de Ibagué en la época.
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“Tras la muerte del padre, el obispo de Ibagué declaró a Armero en estado ‘Entredicho’, es decir que no se asignó a otro padre a la población, ni se podían celebrar primeras comuniones o bautizos. Esta versión cuenta que la maldición también podría haber sido lanzada por este religioso”.
El misticismo rodea la tragedia anunciada que hace 30 años sacudió Armero, Tolima, pues en figuras como el padre Ramírez o la niña símbolo de este hecho, Omayra Sánchez, se retrata la realidad de un país de varios matices como Colombia.