Arauquita tiene frescas las cicatrices de la guerra. En el camino hasta el municipio hay retenes militares, trincheras y garitas con marcas de balazos. Sin embargo, la gente dice que no hay que asustarse: “Esto no es cuando el problema de orden público estaba feo de verdad los soldados ni siquiera podían asomar la cara a la carretera”.
El alcalde del municipio es Etevilar Torres. Llegó al poder con una coalición del Polo, la ASI, el Partido Liberal y Alianza Verde y es un convencido de la política de paz total del Gobierno nacional. Cuenta que mientras en enero del 2022 asesinaron a 60 personas el mes pasado fueron cinco.
"Eso tiene que ver con el acercamiento del Gobierno nacional con los grupos ilegales, el hecho de que estén sentados en una mesa. Que haya unos acuerdos de cese de hostilidades ha ayudado bastante", dice.
El funcionario admite que la gente no quiere ilusionarse porque después del proceso con las Farc la paz duró apenas un tiempo, hasta que comenzó la guerra entre el ELN y las disidencias. El año pasado algunos de los habitantes de Arauquita podían escuchar desde sus casas el intercambio de disparos, la pelea por el territorio.
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Este año, sin embargo, las cosas están tranquilas. Especialmente en la zona urbana.
"Un par de años atrás usted salía a las seis de la tarde y no encontraba un alma en la calle. Hoy usted sale ocho, nueve, diez de la noche y encuentra gente que va a los escenarios deportivos, o va a tomarse algo en algún local comercial o sale a comer con familia y amigos", agrega Torres.
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Los ensayos de joropo en la casa de cultura pueden ir hasta las diez de la noche, porque habrá un festival en dos semanas. Hay restaurantes que llevan domicilios casi hasta la medianoche y los bares el fin de semana están a reventar.
Pero la guerra es como un perro viejo que late echado. Por ejemplo en la zona rural todavía se aconseja a la gente de fuera que camine por donde lo hace la comunidad: podría haber una mina antipersonal.
Más allá, cerca de Fortul, la situación es tan compleja que no han podido avanzar con la actualización catastral y en Saravena, a una hora de distancia, siguen matando gente por el conflicto entre el ELN y las disidencias de las Farc.
El alcalde tiene una conclusión: "La gente está esperando que esta vez sea paz total".
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