Jorge Plazas dentro de una alianza entre militares y paramilitares para asesinar al humorista.
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“No nos sorprende esta revelaciones, aquí no se trató de que Carlos Cataño hubiese ordenado el magnicidio y hubiese utilizado militares porque él siempre se arrepintió de hacerle favores a unos generales. En realidad quien llevó el mensaje de asesinar a Jaime y quien tenía todas las interceptaciones era el ex subdirector del DAS, José Miguel Narváez”, aseveró el jurista.
Pérez ratificó que “la llegada de Jorge Plazas fue una movida estratégica para consolidar el bloque centauros paramilitar en Bogotá” y que era una estrategia para masacrar a la población civil y a los íconos de la época, entre ellos Jaime Garzón.
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Según señaló, a Jaime Garzón le empezaron los trabajos de inteligencia desde que fue nombrado como alcalde menor de Sumapaz y se extendió cuando colaboró con Piedad Córdoba en las conversaciones del ELN. Para el abogado, por la cercanía que tuvo con las guerrillas y por sus gestiones humanitarias, “gestiones humanitarias empezó a ser considerado como un enemigo”.