El recienteincendio en Cerro Bravo ha generado gran preocupación entre la comunidad, pero el Servicio Geológico Colombiano (SGC) ha aclarado que el color rojizo observado en las grietas de una de las laderas no está relacionado con actividad volcánica.
El SGC brindó explicaciones detalladas sobre el fenómeno, revelando importantes lecciones aprendidas.
Enfatizó que en la superficie de un volcán pueden ocurrir diversas situaciones que no siempre están vinculadas a su actividad.
En este caso específico, la anomalía se presentó en un área muy focalizada y poco profunda, sin indicios de presencia de magma en la superficie. La presencia de altas concentraciones de metano fue una señal clara de que el fenómeno no era volcánico.
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Es importante destacar que las concentraciones de metano en entornos volcánicos suelen ser muy bajas, mientras que en este caso los valores registrados fueron 100 veces superiores a los emitidos por algunos volcanes en el país y en el mundo. Además, el dióxido de azufre (SO2), un gas significativo en la actividad volcánica, no se encontró en ninguna de las mediciones realizadas.
A simple vista, el color rojizo en uno de los puntos de emisión de gases podía dar la impresión de ser roca fundida (magma), pero en realidad era resultado del intenso calentamiento de la superficie del material, que irradia calor y genera tonalidades rojizas y amarillas.
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Esto demuestra la importancia del monitoreo volcánico como herramienta fundamental para comprender y analizar situaciones como esta.
El SGC destacó que desde 1995 se ha realizado un monitoreo continuo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, de la actividad del Cerro Bravo.
Durante los últimos 10 años, no se ha registrado ninguna actividad anormal en el volcán, lo cual respalda la afirmación de que el fenómeno observado no estaba relacionado con su actividad volcánica. La colaboración entre diversos actores desempeñó un papel clave para identificar el origen de esta anomalía y buscar soluciones.
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