En el texto, los gremios advierten que son una industria de peso en la economía colombiana, por lo que tienen autoridad para refutar la propuesta del Gobierno Nacional que dicta gravar un impuesto adicional a las bebidas azucaradas, la cual, según estas entidades, significan un inconveniente en asuntos de economía para el país.
Para argumentar su descontento, presumen los “más de 150 mil empleos en sectores tan relevantes como el agro, comunicaciones y publicidad, fabricación de materias primas, producción de envases, transporte, establecimientos, comerciales y prestadores de servicios de hotelería, comidas y bebidas”.
Y agregaron varios puntos sosteniendo su teoría, así:
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-Un impuesto de esta naturaleza es claramente discriminatorio contra un sector que se ha consolidado como uno de los principales motores del crecimiento de la producción industrial del país, tal y como lo reflejan mes a mes las cifras del DANE.
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-Si la industria de bebidas azucaradas ve restringido su mercado por el mayor valor al consumidor de sus productos, como consecuencia del impuesto, este impacto negativo se trasladará a toda cadena de valor y se pondrán en riesgo importantes inversiones y miles de empleos formales.
-Un gravamen adicional a las bebidas azucaradas es regresivo, afectando en mayor medida a los hogares más pobres, quienes tendrán que destinar más recursos de sus ingresos para adquirir las bebidas de su preferencia.
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-En impuesto a las bebidas azucaradas generará una caída en el IVA de toda la cadena de valor, como consecuencia de la disminución en la demanda resultante del incremento en los precios de estos productos. También se reducirá la base gravable para otro tipo de impuestos, generando un menor recaudo tributario total para la nación.
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-Hacemos un respetuoso llamado al Gobierno Nacional para que recapacite sobre la conveniencia de este impuesto que afecta a productos que hacen parte de la canasta familiar de los colombianos y al Congreso de la República a no aprobarlo. Consideramos que el debate público sobre la implementación de un impuesto a las bebidas azucaradas debe desarrollarse de manera integral, analizando no solo su potencial de recaudo tributario parcial, sino también su impacto en la reducción del recaudo de otros impuestos y consumo, así como su efecto real sobre los indicadores sociales y de salud del país.