Las disidencias de las Farc, escindidas del Estado Mayor Central (EMC) mantienen un pulso con el Gobierno tras el incremento de la violencia en esta zona del país, "no son las FARC, esto es la guerra de la pulga", asegura el jefe negociador de la delegación gubernamental, Camilo González Posso.
"Hay una imagen un poquito desproporcionada de la realidad del Cauca, allá hay una serie de grupos pequeños con capacidad de hacer ruido, pero no hay una estructura militar con capacidad de confrontar o que tenga alguna posibilidad de desestabilizar o al Ejército o al Estado", señaló González Posso.
El jefe negociador no quita peso a la crítica situación en el suroccidente del país, "es gravísima porque tienen una capacidad de restricción, de control y hay mucha intimidación sobre la población", pero insiste en la "sobrevaloración de la realidad militar en el terreno".
"Quince personas con cuatro cajas de explosivos pueden hacer un caos en cualquier parte", agrega.
Publicidad
Desde la suspensión del cese el fuego por parte del Gobierno debido a la violencia de las disidencias del suroeste contra comunidades indígenas y campesinas, la violencia ha escalado en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca a manos del EMC, autores de múltiples atentados.
Los más recientes este mismo miércoles, cuando se registraron cuatro acciones, dos de ellas en Jamundí, aledaño a Cali: una motocicleta bomba que estalló en el centro del pueblo y dejó un civil y dos policías heridos, y el otro un hostigamiento contra una estación de Policía de una zona rural conocida como Potrerito.
Publicidad
El tercero fue otro ataque contra una estación policial de Cajibío, en el departamento del Cauca, que fue repelido por el Ejército y no dejó muertos ni heridos; el cuarto fue una acción con drones en El Plateado, Cauca, que dejó tres soldados heridos.
Mordisco y los del Cauca
La figura de 'Iván Mordisco', que había sido el máximo cabecilla del EMC hasta su escisión y ahora se ha posicionado al lado de las estructuras del suroeste, ha sido decisiva en la crisis desatada tras la división, en marzo, del EMC.
"Con los del Cauca se quedó Iván Mordisco y como es el más conocido y es simbólico, entonces eso hace que se tenga la idea de que los que quedaron en la mesa son menos importantes, pero no", asevera González, quien agrega sobre el líder guerrillero: "es una personas lejana y silenciosa, bastante enigmático a veces".
"Él es un símbolo, pero es una ficción; no es cierto que sea jefe máximo de nada, es una figura que la han tomado como símbolo, pero ahí se manda cada cual, los del Cauca cada uno se manda y no hay una relación de subordinación con Mordisco", desmiente el negociador.
Publicidad
Ni Mordisco ni nadie de su frente (el Primero, que opera en Guaviare) "han estado en la mesa nunca", concluye.
Las diferencias entre el EMC
González detalla, sobre los que quedan en la mesa de negociación: "son de la tradición de los que no firmaron el acuerdo de La Habana y tienen un lenguaje más fariano, están más cohesionados y tienen mandos bastante consolidados"".
Publicidad
En cambio, sobre los del suroeste dice que "son muy federados, muy autónomos", algo que hace que tengan "falta de cohesión", además de "muy poca politización": "no tienen una unidad política, ponerse de acuerdo entre ellos es bastante difícil".
"Nunca digas nunca", dice el jefe negociador sobre un nuevo diálogo con este sector de las disidencias, a pesar de que la retórica del Gobierno a priori es no volver a sentarse y no restaurar el cese al fuego.
"El camino del diálogo no se puede descartar, hay una situación muy crítica en el Cauca porque están en el momento de ascenso de las dinámicas militares" aunque "hay aspiraciones de desescalamiento" presionadas por la sociedad civil, que es algo que "podría ayudar a aclimatar una posibilidad de diálogo".