El Instituto Alberto Merani lleva treinta años apostándole a un modelo de educación diferente al tradicional.
Sus alumnos no tienen un currículo basado en las materias que estudian los demás millones de niños de los colegios de todo el país. La filosofía del Merani es explotar los talentos de cada joven en particular.
“Si un niño es bueno en piano, no tiene sentido que pase la mayor parte de su tiempo tratando de reforzar matemáticas, en lo que probablemente no sea tan bueno. Lo que hay que hacer es explotar su talento. La educación no debe ser pensada para aprender, sino para encontrarle a uno un proyecto de vida”, dice Julián de Zubiría, el director del Merani, que lleva el pelo blanco por las canas y tiene un tono profundamente pedagógico.
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De Zubiría es uno de los referentes en los temas de educación no solo en Colombia, sino en la región. Ha asesorado al Gobierno de Ecuador y al de Perú, y su instituto tiene, en cada uno de los edificios por donde uno camina, placas y reconocimientos que dan cuenta de una experiencia que transformó la vida de sus estudiantes.
Habló con BLU Radio sobre el momento actual del paro estudiantil universitario y sobre los que considera los principales problemas del modelo de educación preescolar, básica, media y superior.
Este es un momento crítico para el país en los temas de educación. El Gobierno asegura que no hay recursos y se está generando en Colombia un movimiento que no se veía probablemente desde los tiempos de la Mane, ¿usted cómo ve ese movimiento?
Yo creo que el país tiene que escuchar a sus jóvenes. Estos son muchachos muy reflexivos y con muy buenos argumentos que han hecho todo lo posible para que la marcha no se les salga de las manos. Creo que el Gobierno se demoró mucho en convocarlos y sería muy grave que no se dé cuenta que, si se pierde el semestre, todos perdemos. Implicaría que 650.000 jóvenes de este país perdieran el semestre, que los nuevos admitidos de las 32 universidades del país tengan que aplazar su entrada a la universidad. Tanto Gobierno como estudiantes deben entender que se está acabando el tiempo. Esa afirmación de que no hay recursos tiene un problema muy grave. ¿Por qué entonces hay 5,8 billones para Generación E?
Pero, el Gobierno ha dicho que para Generación E son cerca de tres billones en los cuatro años, ¿por qué dice que cinco billones?
No. Teres billones son solo para uno de los programas de Generación E. En total, según lo que la ministra ha explicado, son 5,8 billones. Es una plata muy importante y eso reúne la prometida en el acuerdo con los rectores. Generación E tiene tres programas. El primero es una propuesta de campaña que es muy interesante porque es gratuidad para estratos 1 y 2. Pero si uno lo revisa con cuidado, las cifras no salen por ningún lado. Ellos hablan de 330.000 estudiantes y hablan de 1,2 billones. Si usted supone que son 10 semestres le da que por cada estudiante por cada semestre la plata presupuestada es de $ 430.000. En ningún lugar del planeta usted puede esperar que un semestre cueste eso. Y, además, detrás de esto está una idea de educación virtual que es muy discutible. Los jóvenes de estratos 1 y 2 vienen con una educación muy mala, y sería inviable enviarlos a educación virtual.
El Gobierno ha dicho que Generación E no tiene nada que ver con Ser Pilo Paga, ¿usted lo ve así?
No. Generación E revive Ser Pilo Paga, y el problema es que sobre ese programa no hay documento. Uno tiene que guiarse por las declaraciones de la ministra y del presidente. Están reviviendo Ser Pilo Paga, pero no lo pueden llamar igual. Son 16.000 estudiantes y con todas las cifras a uno le da un valor muchísimo más bajo que el de Ser Pilo Paga que dio un total de $22.000.000 por estudiante. En este caso, en Generación E el dato que a uno le da es cercano a $6.000.000 por estudiante. El problema es que estos estudiantes se van a transferir a la educación privada. No es fácil de explicar; si usted le dice a una persona que le ofrece dos ponqués, pero uno cuesta $120.000 y el otro $10.000, las personas siempre van a escoger el más caro, y dicen sobre el más barato que no les gusta, aunque los ponqués sean los mismos. Si usted pone a escoger a una persona entre medicina en la Universidad de Los Andes en donde el semestre cuesta $26.300.000, y medicina en la Universidad Nacional que puede costar $40.000 o $60.000, por semestre para estrato 1 y 2, la gente se va para Los Andes.
Los estudiantes han sido enfáticos en el tema de recursos, pero, ¿ese es el problema de la educación en el país?
No. Yo le he dicho a los jóvenes que el tema no puede ser solo si les transfieren o no los recursos. Pero aquí hay que empezar por decir que no es verdad que los gobiernos hayan invertido mucho en educación. En 1992 se creó la comisión de sabios y en ese momento el país invertía 4,2 % del PIB en educación. Hoy, 24 años después, estamos invirtiendo 4,5 %. Lo que sí es verdad es que está aumentando el número de estudiantes. Este se multiplicó por cuatro en Colombia en Sena, instituto técnico o universidad. Pero hoy por cada estudiante el Estado le transfiere un poco menos de la mitad de lo que le transfería en el año 93. En ese año el Estado pasó por cada estudiante 10,8 millones. En 2018 fue en promedio 4,8 millones por persona. Cada año que pasó en los últimos 24 se le giró a la educación un poco menos por estudiante.
¿Cuáles son los otros problemas?
Este país debe pensar en sistemas de padrinazgo en las regiones. Yo le he propuesto a los rectores que la Universidad UIS, por ejemplo, que apadrinen a la Universidad Tecnológica desde el punto de vista pedagógico, académico y administrativo. Tenemos que hacer cambios no solo en los recursos. Hay que cambiar los temas de evaluación de docentes. No puede haber más administrativos que docentes. Hay 3.200 administrativos en la Nacional y 2.800 docentes, eso no pasa en las universidades de otros países y hay que hacer cambios pedagógicos. Por ejemplo, la enseñanza de cálculo en las universidades colombianas está mandada a recoger. Yo tuve la máxima calificación en la Universidad Nacional en cálculo 1, 2 y 3 sin entender una sola idea. Son procesos totalmente rutinarios, y memorísticos. Hay que hacer cambios en los modelos pedagógicos y en los currículos. No es solo meta más plata.
El presidente Santos dijo siempre que Colombia iba a ser el país mejor educado para el 2025, ¿usted cree que esa meta se logre?
Ese objetivo no tiene ninguna razón de ser. Yo conozco la región y diez países están haciendo mejor las cosas que Colombia solo en Suramérica. Está haciendo muy bien las cosas Brasil, Ecuador, Perú, Chile y puede haber incluso sorpresas de países que estaban muy atrás que están haciendo bien las cosas. Solo el 10 % de los jóvenes de estratos 1 y 2 tocan una universidad en Colombia. Eso es muy bajo. Solamente fue un eslogan.
La mayoría de esos países tuvieron gobiernos de izquierda en el pasado reciente, ¿hay una relación?
Puede ser que la izquierda sea más sensible. Pero no son los únicos casos; Corea del Sur y Singapur también son un ejemplo a nivel mundial y son gobiernos profundamente de derecha. Yo no soy ni de izquierda ni de derecha. Soy proeducación.
¿Qué debe cambiar en Colombia sobre el tema de los currículos?
La educación en Colombia está muy mal concebida. Si usted es muy bueno en tres áreas y muy malo en dos, la estrategia en Colombia es que usted debe dar mucho énfasis a esas dos. Eso es un poquito absurdo. La educación debería consistir en encontrarle a uno su proyecto de vida, tiene que haber mucha más vocacional, la educación tiene que descubrirle a uno el talento. Uno no debería ir a la escuela a aprender nada, sino a desarrollar ciertos procesos como la lectura, el pensamiento, el análisis. Pero los gobiernos han sido o muy ingenuos o muy inteligentes porque no se han dado cuenta de eso.