En Cúcuta, Norte de Santander, cayó un presunto clan familiar delincuencial que, por medio de anuncios clasificados en periódicos, usaba ganchos como ofrecimientos de trabajo muy bien remunerados en Ecuador y Panamá para explotar sexualmente a jóvenes entre los 18 y 22 años, tanto en Colombia como en otros países.
Una vez las mujeres caían en la trampa de estas ofertas eran llevadas a las casas de los integrantes de este grupo delincuencial, donde eran sometidas a unas supuestas pruebas que terminaban convertidas en abusos sexuales.
Según el testimonio de las víctimas, las amenazaban, incluso, hasta de muerte para obligarlas a prestar servicios sexuales en Cúcuta y en otros municipios de Norte de Santander, pero también eran trasladadas hacia otros países. La presunta articuladora de la red se conocía como “Ivonne” y, al parecer, actuaba en complicidad con su esposo, su mamá y tres hermanos.
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De acuerdo con Javier García, delegado contra la criminalidad organizada de la Fiscalía, “en el extranjero las víctimas, al parecer, debían reunir entre 400 y 600 dólares diarios de actividades sexuales para pagar una supuesta multa que les imponían para transportes y manutención. Algunas de las afectadas indicaron que quedaron embarazadas y les habrían inducido abortos”.
Cuando llegaban a Ecuador o Panamá las víctimas, presuntamente, eran encerradas y sus papeles eran retenidos hasta que cumplieran con los sobornos que les eran impuestos.