El cónclave del petrismo , realizado a comienzos de este año, ha sido objeto de análisis profundo por parte de expertos en política y opinión pública. Entre ellos, Andrés Caro, columnista de La Silla Vacía y agudo analista del panorama nacional, señaló en entrevista en Sala de Prensa que esta reunión, más que un espacio de transformación o avance, es un gesto simbólico que refleja las dificultades de ejecución del Gobierno de Gustavo Petro.
Al referirse a los 19 meses restantes del Gobierno de Petro, Andrés Caro no mostró optimismo: "Este es un Gobierno de promesas incumplidas. Hemos tenido gobiernos que prometen poco y hacen poco, pero este prometió mucho y dejó de hacer mucho", afirmó con contundencia. Según el analista, el petrismo enfrenta una desconexión entre sus grandes ambiciones iniciales y la capacidad real de ejecutar políticas transformadoras.
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Caro señaló que, desde el inicio, Petro ha adoptado un estilo de liderazgo más discursivo que práctico, describiéndolo como un "ejercicio de la palabra" que ha contribuido a una caída significativa en su popularidad. "Por más demagogo que quiera ser, el presidente sigue teniendo responsabilidades de Gobierno, y esas le han salido mal", añadió.
En el ámbito económico, Andrés Caro destacó la paradoja que enfrenta un Gobierno de izquierda que, debido a las restricciones fiscales, ha adoptado una postura más conservadora. "Elegimos un Gobierno progresista, constructor de obras y dador de recursos públicos, pero ha terminado con una política económica necesariamente conservadora", explicó.
Este giro hacia la austeridad ha provocado una creciente frustración entre los sectores que confiaban en un cambio estructural, especialmente en temas como los subsidios sociales. "El Gobierno ya ha admitido que tendrá que recortar subsidios. Esto no solo contradice sus principios, sino que genera una incoherencia que decepciona a su base política", mencionó Caro, quien también advirtió que esta situación podría afectar la favorabilidad del Ejecutivo en el panorama electoral.
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En términos políticos, el analista describió a Petro como un líder que se siente más cómodo en medio de la confrontación, un aspecto que podría jugar a su favor en los debates de campaña, pero que dificulta la gobernabilidad: "Hay políticos a los que les gusta provocar incendios en lugar de apagarlos. Petro ha hecho de la política una arena de confrontación, pero eso le ha costado gobernar", subrayó.
Andrés Caro alertó sobre dos tendencias preocupantes para la democracia colombiana. En primer lugar, el escepticismo hacia la Constitución, impulsado desde el propio Ejecutivo. "Petro ha puesto sobre la mesa la idea de una Constituyente, lo que abre un debate peligroso para la estabilidad institucional", indicó.
Por otro lado, Caro destacó el creciente uso de la desinformación como herramienta política, un fenómeno que, según él, está erosionando la confianza en el debate público. "El dato tiene que matar al relato, pero parece que esta batalla está perdida. Estamos viendo candidatos de izquierda y derecha manipulando con mentiras, bodegas digitales y narrativas falsas", lamentó.
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La entrevista concluyó con una reflexión sobre el impacto de la actual administración en las elecciones de 2026 y el futuro del petrismo como proyecto político. Según Caro, los bajos niveles de ejecución y la falta de logros tangibles dejarán al petrismo en una posición débil frente a sus opositores. "El desprestigio del actual Gobierno será la base para que otros aspirantes lleguen aupados al poder, pero habrá que esperar si eso se traduce en un verdadero cambio o en más de lo mismo", dijo.
En definitiva, el cónclave del petrismo no solo expone las tensiones internas del Gobierno, sino también los retos que enfrenta Gustavo Petro para consolidar su legado. Con menos de dos años restantes, los desafíos económicos, políticos y sociales seguirán marcando el camino de una administración que prometió mucho, pero que, según Andrés Caro, "ha dejado de cumplir demasiado".