El fantasma de un fraude electoral sigue ‘asustando’ a los candidatos y sectores políticos que buscan la victoria en las elecciones legislativas, las consultas interpartidistas y por supuesto las elecciones presidenciales.
Para este año el riesgo del fraude lo han venido azuzando desde hace meses el Pacto Histórico y el Uribismo . Cada uno con sus teorías viene preparando ese terreno. Sumado a la revelación de pruebas de esquemas de compras de voto, las declaraciones de Aida Merlano y la tesis de que la democracia colombiana es más formal que orgánica.
Eso nos ha llevado a una situación poco deseable y que pone en la registraduría una presión que no es sana.
Cuando ganó Iván Duque en el 2018, Gustavo Petro y los políticos que lo acompañaron publicaron docenas de actas de votación en la que los resultados de la mesa, según ellos, no cuadraban con lo que los jurados reportaron.
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Hay que decir que el Pacto Histórico no ha abandonado su tesis del fraude electoral. Vienen reclutando un ejército importante de testigos en mesas porque afirman que hay mafias que venden puestos de jurados para manipular el conteo.
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Además, han advertido que no han tenido acceso a la auditoria técnica del software de la registraduría para poder estar tranquilos con la transparencia del resultado.
Esa idea alimenta la idea de que en Colombia no hay formalmente democracia, como lo sentenciaron todos los precandidatos del pacto histórico.
Escuche el podcast ‘La Intérprete’ con Camila Zuluaga y descubra cuál es el ambiente preelectoral ante un indeseado fraude electoral: