Este jueves se conoció que 18 militares reconocieron ante la JEP su responsabilidad por 296 casos de falsos positivos que se presentaron en el departamento del Casanare. Entre ellos el general (r) Henry Torres Escalante, excomandante de la Brigada XVI.
Blu Radio habló con uno de los militares que aceptó su responsabilidad e incluso fue jefe de inteligencia en el Gaula Casanare entre los años 2006 y 2007.
Él explicó que su responsabilidad se da por dos razones: la primera, porque hizo parte de unidades que realizaron operaciones en las que se presentaron falsos positivos; la segunda, porque también, mientras fue jefe de inteligencia, se encargó de realizar documentación falsa para “legalizar” las ejecuciones extrajudiciales.
Lo anterior explicó que lo hacían por medio de informantes, personas a las que les pagaron y terminaron entregándoles reincorporados que se habían desmovilizado de grupos armados y no hacían parte del conflicto. Los informantes cuadraban con los militares un punto de entrega de estas personas y por ello recibían dinero. Después de la entrega los militares los asesinaban.
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“Los informantes empezaron a señalar personas que habían dejado esa vida, que se habían desmovilizado y que no eran delincuentes. Nos daban información y las unidades de la brigada realizaban operaciones para darlo de baja”, relató el militar.
Por otro lado, indicó que una vez reportaban la baja a los comandantes empezaba un proceso para tratar de presentar como legales estas muertes. Cuando hubo denuncias ante la justicia penal militar los involucrados trataban de acomodar los relatos para evitar cualquier tipo de sanción.
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“Si no había armas, se colocaban armas. En el caso del Gaula se colocaban armas porque la misión estaba enfocada hacia la extorsión y el secuestro, entonces no era necesario tener personas uniformadas, pero si no había armas había que colocarlas en la escena”, agregó.
Los informantes recibían plata que venía de los recursos que se destinaban para realizar las operaciones: pero, además, este militar explicó que cuando llegó al Gaula había muchas presiones desde los altos mandos para que se dieran resultados.
“O hacía parte de todo ese entramado o me tenía que ir para donde me destinaran, que era, digamos, la afectación menor, que lo destinaran a uno a una unidad por allá en alguna zona diferente o que lo dieran de baja por la facultad discrecional. Cuando eso pasaba en la Brigada XVI uno decía: ‘Si todo el mundo lo está haciendo debe ser que está permitido’”, añadió.
Como jefe de inteligencia él tenía que firmar algunos informes, que terminó acomodando a estas operaciones ilegales para que parecieran legales.
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“Si se sabía, por ejemplo, que delinquía el ELN, pues no se podía decir que el sujeto que se había dado de baja era de las Autodefensas, entonces la labor era acomodar para que el resultado de la operación correspondiera con lo que se sabía”, destacó.
En este sentido, también aseguró que se siente arrepentido, ya que esto nunca debió suceder, y explicó que ninguna razón justifica lo sucedido, por lo que seguirá pidiendo perdón a las familias de las víctimas.
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“No había razón para hacer ese daño que es incalculable, nadie se imagina el dolor que siente una persona cuando sus familiares desaparecen y más de esa manera. Sabemos el daño que causamos y hemos pedido el más sincero perdón a las víctimas, desde lo poco o mucho que podamos aportar a este sistema, pues esperamos que algo de eso sirva para aliviar un poco el dolor que sabemos que todavía sienten”, afirmó el militar.
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