Santander, relata su drama.
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Narra que la última vez que hablaron fue el martes en la noche, cuando ya estaba en Chitagá, región de Norte de Santander a la que había llegado hace 20 días. “Estaba contento porque iba a salir de permiso”, cuenta.
Describe que Fabián lleva cinco años en el Ejército y sostiene económicamente a la familia de vendedores ambulantes. “Es una persona sencilla, noble, cariñosa y hogareña, que no le importa si le toca ir a trabajar como vendedor ambulante para conseguir el sustento. Él dice que trabajar no es deshonra”, afirma Lina.
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Asegura además que mayor información del rapto no tienen, que los altos mandos “no nos han dicho nada, todo lo sabemos por los medios”.
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“Le envío un mensaje: que tenga fe, fuerza y valentía, nosotros estamos orando por él, para que esté bien. Lo amamos y extrañamos”, comentó.