Comandantes de las Fuerzas Armadas de Sudamérica, junto a la comandante del Comando Sur de Estados Unidos, general Laura Richardson, se reunieron en Cartagena para evaluar estrategias frente a las amenazas transnacionales.
Refiriéndose a Rusia, China e Irán, la general Richardson alertó de la tecnología 5G, que mal utilizada puede ser peligrosa porque puede permitir "puertas traseras" que vulneren las redes, la información y la soberanía de los ciudadanos y de las naciones de la región.
En este sentido, alertó que "en el hemisferio occidental hay cinco naciones que utilizan tecnología 5G proveniente de China y esto puede tener beneficios, pero puede ser un peligro". "Si no respetan los derechos humanos de sus propios ciudadanos, van a respetar los de ustedes, de igual manera no respetan el Estado de derecho", cuestionó.
"Todos tenemos una responsabilidad cuando estamos en el mundo digital y manejando las redes", por lo que recomendó "estar actualizando constantemente los sistemas como los teléfonos para evitar vulneraciones".
La advertencia de Richardson coincide con la publicación para comentarios del primer borrador del proyecto de resolución, para la subasta que traerá la tecnología 5G a Colombia.
Este proceso otorgará permisos de uso del espectro radioeléctrico a nivel nacional de las bandas de 700 MHz, 1900 MHz, AWS extendida, 2500 MHz y 3500 MHz.
Publicidad
La comandante del Comando Sur de Estados Unidos advirtió que los países se pueden defender y contrarrestar una incursión aérea o terrestre, "pero no podemos contrarrestar un ciberataque y esto va contra la soberanía de nuestras naciones y contra nuestros ciudadanos”.
“Es muy grave porque comienzan a robar nuestros datos, nuestra información personal (...) Las estadísticas hablan por sí solas con toda la cantidad de ciberataques que ha habido en los últimos años, específicamente contra las redes gubernamentales, comerciales y de defensa", indicó, a la vez que instó a encontrar soluciones conjuntamente.
Publicidad
La conferencia, considerada como la más importante en seguridad de Sudamérica, concluyó con la participación de Canadá, España y Francia como países observadores.