Basado en el estudio sectorial Seguridad y Confiabilidad Energética en Colombia hecho entre los años 2010 a 2026, la Contraloría destacó posibles escenarios que podrían desencadenar un desabastecimiento energético con graves consecuencias en el país.
“La advertencia se da a efecto de poner en conocimiento del ministro los riesgos identificados, con la finalidad de que, en el marco de sus competencias, y las de los funcionarios correspondientes, se adopten las decisiones que se consideren pertinentes para precaver la ocurrencia de los mismos y la afectación de los intereses públicos”, señaló la Contraloría.
Hallazgos de la Contraloría
Reducción de Ingresos Nacionales, que tiene que ver con la caída en la producción de hidrocarburos y minerales impactaría significativamente las regalías y exportaciones, lo que afecta directamente los ingresos fiscales y el desarrollo económico, además, los subsidios Incrementados.
“Ante un desabastecimiento interno y la necesidad de importar combustibles, el precio de estos aumentaría, obligando al gobierno a destinar mayores recursos a subsidios para garantizar servicios básicos”, expresa el organismo de control.
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Por otro lado, se habla de la pérdida de inversión extranjera directa que supone la falta de nuevos contratos de exploración y explotación minera y petrolera limitaría la inversión extranjera, con consecuencias negativas para el PIB y la estabilidad del peso frente al dólar.
Aumento del déficit en combustibles en la importación de combustibles encarecería los precios, exacerbando el déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles, que ya enfrenta un desfinanciamiento acumulado de casi 100 billones de pesos.
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La Contraloría le pidió al Ministerio de Minas y Energía a adoptar medidas inmediatas para mitigar estos riesgos y garantizar la seguridad energética del país.
Factores críticos detrás de la alerta
En entrevista con Blu Radio, Germán Castro, contralor delegado para Minas y Energía, detalló los factores que incrementan el riesgo. Según Castro, el crecimiento sostenido de la demanda energética en el país, calculado entre un 4% y un 5% anual, contrasta con el incremento insuficiente de la oferta, que apenas alcanza un 2%. Esta disparidad coloca al sistema eléctrico al límite de su capacidad.
“En este momento, con una producción cercana a los 245 gigavatios hora diarios y una demanda que a veces llega a los 240 gigavatios, estamos en una estrechez absoluta”, afirmó Castro.
A este panorama se suma la incertidumbre sobre el comportamiento climático, ya que un fenómeno de El Niño pronunciado podría agravar aún más la situación. “De presentarse un Niño a mediados del próximo año, estaríamos enfrentando riesgos inminentes de racionamiento”, agregó.
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Hidrocarburos y gas: otra fuente de preocupación
El panorama para los hidrocarburos también es complejo. La Contraloría advierte sobre la disminución en la producción nacional de gas y petróleo, lo que podría incrementar la dependencia de las importaciones. Si bien el Gobierno ha mencionado proyectos como la construcción de una planta regasificadora propia de Ecopetrol, Castro enfatizó que estos procesos no son inmediatos.
“Los proyectos de infraestructura energética tardan años en concretarse. Aunque se habla de ampliar la capacidad de plantas existentes como la de Cartagena, esto no resolverá el problema a corto plazo”, explicó el contralor.
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Adicionalmente, la falta de nuevos contratos de exploración y explotación minera y petrolera limita la inversión extranjera directa, afectando el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y la estabilidad del peso frente al dólar.