Estados Unidos y Colombia atraviesan un nuevo capítulo en torno a ladeportación de migrantes colombianos desde territorio estadounidense. Aunque las repatriaciones no son un fenómeno nuevo, recientes decisiones del gobierno de Gustavo Petro han puesto el tema en el centro de la conversación.
Vuelos semanales con deportados: una práctica constante
Fuentes del gobierno norteamericano confirmaron a Blu Radio que, semanalmente, dos vuelos de repatriación son organizados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP). Estas deportaciones, realizadas principalmente en aviones comerciales completamente pagados por el CBP, tienen como objetivo agilizar la salida de migrantes que ya se encontraban detenidos en centros de detención para inmigrantes ilegales.
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Aunque no se descarta que algunos deportados hayan sido capturados recientemente, la mayoría de ellos ya llevaban tiempo en los centros de detención, a la espera de ser devueltos a sus países de origen. Bajo las directrices implementadas desde el gobierno de Donald Trump, se ordenó ampliar los horarios normales de vuelos para acelerar el proceso de repatriación, incluyendo el uso de aviones militares como el C-17 para algunos traslados.
El caso del vuelo negados por Colombia
El pasado 20 de enero, el rechazo de un vuelo marcó un punto importante. Uno de los vuelos de deportación, identificado como RCH 538, despegó del aeropuerto Patterson, en Luisiana, con destino a Colombia. Sin embargo, durante el trayecto, el presidente Gustavo Petro prohibió la llegada del avión al país,
obligando a que el vuelo militar C-17, que transportaba a ciudadanos colombianos, cambiara su rumbo.
Los pasajeros, quienes viajaban sin esposas y en condiciones similares a las de un vuelo comercial, quedaron en una situación incierta. Según las fuentes, los colombianos deberán esperar a que Estados Unidos encuentre un país que los acoja o, en última instancia, regresen al país norteamericano.
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Esta decisión marca la primera vez que el gobierno de Petro niega la repatriación de colombianos desde Estados Unidos, un acto que genera tensiones diplomáticas y deja en el limbo a los migrantes afectados.
Lo que dice el Gobierno colombiano
La postura del presidente Gustavo Petro parece estar en línea con su discurso sobre una política migratoria más humana y justa. Sin embargo, el impacto de esta medida sobre los colombianos en proceso de deportación y las relaciones bilaterales con Estados Unidos aún está por definirse.
Mientras tanto, miles de migrantes, no solo colombianos, permanecen en centros de detención, enfrentando incertidumbre sobre su futuro. Esta situación pone de manifiesto las complejidades de la política migratoria internacional y los desafíos que enfrentan los gobiernos al abordar la crisis migratoria global.
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