Es común ver que en semáforos y puentes peatonales de Bucaramanga, padres de familia y niños muy pequeños se reúnen para pedir limosna a los ciudadanos.
Sin embargo, lo que parecía una forma sana de conseguir el sustento diario de estas personas, hoy es refutado tras una investigación que realizó un exconcejal y líder cristiano de Bucaramanga, quien asegura que hay todo un negocio de alquiler de menores detrás de la mendicidad en la ciudad.
“Empezamos a hacer la investigación para determinar la situación de estas familias, pero lo que descubrimos es que están alquilando a los niños por $25.000 diarios para pedir limosna en semáforos y puentes de la ciudad”, reveló Jaime Andrés Beltrán, el exconcejal.
Lo insólito de la denuncia, es que los menores estarían siendo drogados para que “no molesten durante las largas jornadas en las que son usadas para pedir plata”.
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“Se suma el método utilizado para lograr que los menores permanezcan en calma y es la medicación de diferentes tipos de drogas suministradas sin ningún tipo de prescripción médica, como el Clonazepam y la Levomepromazina, medicamentos que las están vendiendo en algunas droguerías sin prescripción médica”, indicó.
Según el exconcejal, se trata de una red que alquila los espacios para ubicar a los menores. Esa mafia sirve de intermediaria entre los papás que alquilan los niños y quienes los utilizan para pedir limosna.
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“El que mendiga, que puede obtener entre $80.000 y $120.000 diariamente, comparte la ganancia con el intermediario que le paga a los padres del menor alquilado”, anotó Beltrán.
Finalmente, enfatizó que la situación ya fue puesta en conocimiento del Instituto Colombia de Bienestar Familiar y alista denuncias que interpondrá en la Fiscalía.