El presidente de Colombia y Nobel de la Paz, Juan Manuel Santos, hace balance de sus ocho años de gobierno en un artículo publicado hoy en Firmas de EFE, en el que afirma: "Dejamos a nuestros hijos una Colombia sin guerra contra las FARC"; y se congratula porque "miles de vidas se han salvado".
"Fue un camino difícil, tortuoso, lleno de dificultades, de enemigos, muy costoso políticamente, pero bien valió la pena", indica Santos en su artículo titulado "Hacer lo correcto, pensar en grande, perseverar"
"Sus integrantes se desmovilizaron, entregaron sus armas a las Naciones Unidas y ahora son un partido político con representación en el Congreso", agrega, para resaltar que tras la firma del acuerdo de paz con las FARC "se ha vivido en Colombia el año "más tranquilo en décadas".
"Miles de vidas se han salvado. La tasa de homicidios está en su nivel más bajo en 42 años. El mundo entero lo reconoce y aplaude", resalta en un extenso artículo, en el que reconoce que cuando llegó al poder, en 2010, había dos problemas fundamentales en Colombia: las FARC, que completaban 46 años de lucha armada, y la pobreza y la desigualdad, agravadas por la guerra y la corrupción.
"Todo esto no se quedó en simple retórica sino que se tradujo en leyes y acciones concretas", indica Santos, al enumerar algunos ejemplos y también reconocer los problemas que quedan pendientes, como la producción de drogas.
"El problema de las drogas sigue siendo un desafío global. La guerra mundial decretada hace más de 45 años no se ha ganado. El mundo está en una bicicleta estática. Debemos cambiar el enfoque".
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En este sentido agrega: "en Colombia, el país que más sacrificios ha hecho en esta lucha, tenemos la oportunidad histórica -por primera vez gracias a la paz- de superar de manera estructural el problema de los cultivos ilícitos con una estrategia que combina la sustitución voluntaria con la erradicación forzosa".
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A su juicio, "los países consumidores deben asumir su responsabilidad disminuyendo la creciente demanda".
Santos consiguió buena parte de sus objetivos con una receta propia: "los gobernantes debemos regirnos por unos principios de acción claros: Hacer lo que se cree correcto y no lo que es popular, pensar en grande y perseverar, a pesar de las dificultades y los vientos en contra", según destaca.
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La Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras, penalización de la discriminación, reducción de la pobreza del 40 % al 27 % de la población, cobertura universal de salud o educación gratuita en colegios públicos desde los grados 0 a 11, son algunos de los objetivos alcanzados, según describe.
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