Con la posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos para un segundo mandato, la geopolítica mundial se enfrenta a cambios significativos. La relación entre Colombia y Estados Unidos, históricamente estratégica y compleja, también podría estar en el centro de estas transformaciones.
En una entrevista con El Radar, el excanciller colombiano Julio Londoño Paredes analizó los posibles efectos de este nuevo escenario político, destacando la importancia de mantener la cooperación bilateral en temas clave como el narcotráfico, la migración y la situación en Venezuela.
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Para el excanciller, las políticas de Trump pueden ser impredecibles, pero hay indicios claros de que habrá ajustes en las relaciones con América Latina. Uno de los puntos que genera controversia es el hecho de que el presidente Gustavo Petro no haya sido invitado a la posesión, aunque, según Londoño, esto responde más a protocolos tradicionales que a un mensaje político directo.
“La relación de Colombia con Estados Unidos es muy importante. El Gobierno colombiano debe ser pragmático y no puede permitirse una confrontación inicial con la administración estadounidense”, explicó el excanciller, subrayando que las prioridades de ambos países están marcadas por una interdependencia estratégica en diversos frentes.
Además, Londoño destacó que, aunque históricamente las relaciones entre los dos países se han manejado a nivel bipartidista, la llegada de Trump podría implicar una postura más dura en temas como la lucha contra el narcotráfico. “A Trump no le interesa tanto la cantidad de cultivos ilícitos, sino que no entre cocaína a Estados Unidos”, afirmó.
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La administración de Donald Trump ha dejado claro en múltiples ocasiones que uno de sus mayores intereses es combatir el narcotráfico. En este sentido, el excanciller considera que es posible que Colombia enfrente una mayor presión para obtener resultados concretos en la reducción del tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
“Trump prioriza el resultado final: que no entre cocaína. Pero también hay otros factores en juego, como la migración, que ocuparán un lugar central en su agenda”, señaló Londoño. En efecto, con el aumento de las tensiones en la frontera sur de Estados Unidos y la crisis migratoria, Colombia podría verse obligada a actuar como un socio clave en la contención del flujo migratorio, particularmente debido al aumento de migrantes que atraviesan el tapón del Darién.
En cuanto a la migración, Londoño destacó que Colombia es un país clave tanto como punto de tránsito para venezolanos como por el aumento de colombianos que buscan establecerse en Estados Unidos. Sin embargo, advirtió que las políticas migratorias de Trump, incluyendo posibles deportaciones masivas, representan un desafío importante.
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“No creo que sea fácil implementar deportaciones masivas de un día para otro, pero podría haber medidas más estrictas, como restricciones en el otorgamiento de visas”, comentó. Según estimaciones, cerca de 200.000 colombianos residen de manera irregular en Estados Unidos, lo que podría convertirlos en el blanco de políticas más severas.
Por otro lado, la presión migratoria desde Venezuela sigue siendo un tema preocupante. Trump, en su primer mandato, adoptó una postura de máxima presión hacia el régimen de Nicolás Maduro, y todo indica que esta estrategia podría retomarse con el apoyo de figuras como Marco Rubio, su secretario de Estado designado. Sin embargo, Londoño advirtió sobre los riesgos de este enfoque. “Si las sanciones afectan gravemente a la población, el riesgo es que aumente la migración hacia Estados Unidos”, alertó.
La situación en Venezuela y Cuba también figura como prioridad en la agenda de Trump. Según Londoño, cualquier cambio en las políticas estadounidenses hacia estos países tendrá repercusiones en toda la región. “Si Estados Unidos endurece las sanciones, podría provocar un éxodo masivo de venezolanos y cubanos, lo que iría en contra de su objetivo de controlar la migración”, explicó.
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El excanciller subrayó que esta dinámica obliga a Washington a manejar estas situaciones con cautela, especialmente en un contexto en el que América Latina enfrenta múltiples crisis económicas y sociales.
La relación entre Colombia y Estados Unidos enfrenta retos significativos en este segundo mandato de Trump. Desde la lucha contra el narcotráfico hasta la migración y la situación en Venezuela, ambos países deberán trabajar juntos para encontrar soluciones pragmáticas y equilibradas.
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“Colombia no puede permitirse tensiones innecesarias con Estados Unidos. La cooperación es crucial para avanzar en temas que son vitales para ambas naciones”, concluyó Julio Londoño Paredes, dejando en claro que el pragmatismo será la clave para enfrentar los desafíos de esta nueva etapa política.