el país se sorprendió por su fuga en un centro médico de Bogotá el 1 de octubre.
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Tras el escape como de película de la excongresista, en Sala de Prensa BLU estuvo Laura Ardila, editora de La Silla Caribe, ganadora del premio Simón Bolívar a Periodista del Año, analizando la situación de compra y venta de votos y los poderes que se manejan en la política de la costa.
“Desde hace tres años veníamos siguiéndole la pista a Aida Merlano, una política que era desconocida, nueva. Tiene una historia periodísticamente fascinante porque tiene una radiografía de cómo funciona el poder, lastimosamente, en muchas regiones del país”, explicó en principio la editora de La Silla Caribe.
Según Ardila, Aida Merlano inició en la política alrededor de los 15 años, pero no era una persona con familia adinerada de la costa, por el contrario, nació en un barrio y comenzó su carrera justamente como líder popular del “clan Gerlein”.
La periodista explicó que los líderes barriales son personas que le ayudan a los “caciques tradicionales” del Caribe, convenciendo ciudadanos con ayudas y hasta dinero en efectivo para obtener votos en las elecciones.
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No obstante, agregó Ardila, ascendió rápidamente por su carácter “ambicioso”.
“Los que la conocen la describen como una mujer muy ambiciosa, muy trabajadora y poco perezosa, con un ímpetu que le aseguró ese camino. En 2011 llegó a ser diputada del Partido Conservador bajo la sombrilla del clan Gerlein, dos años después llegó a la Cámara de Representantes en fórmula con el exsenador Roberto Gerlein. En ambas ocasiones logró las votaciones más altas del departamento del Atlántico. En 2018 se sella su suerte cuando intenta llegar al Senado”, relató Ardila.
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Roberto Gerlein, el exsenador que más años duró en el Congreso de la República, fue visto siempre como el gran aliado de Aida Merlano durante su carrera política, por lo que necesariamente ha sido nombrado los últimos días en torno a la fuga de la excongresista.
“En el camino y su ambición se propone ser la heredera de la curul de Roberto Gerlein. Una curul que llevaba 50 años en la familia Gerlein, pero estos clanes tienen la particularidad de considerar las curules como patrimonio familiar, esto empezó a marcar su destino porque generó molestia dentro de este clan, incluyendo a Roberto, quien consideró que ella no era merecedora de esa curul, pero los Gerlein no tenían un heredero de la familia para poner un candidato”, explicó.
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No obstante, según Laura Ardila, Aida Merlano “logró su cometido rompiendo la casa en dos”.
“Fue como una Elena de Troya, tenía una relación personal conocida en Barranquilla porque determina la movida política. Tenía una relación con Julio Gerlein, uno de los más grandes contratistas del país. Él decide apoyarla al Senado y juntos pactan una alianza con la familia Char”, dijo.
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Escuche aquí el análisis completo de Laura Ardila, editora de La Silla Caribe, en Sala de Prensa BLU:
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