la ola de hemoglobina y gritos de dolor en las salas oscuras, que dejó a veces perplejo.
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De México a Tailandia, pasando por China o Sicilia las películas de autor que hacen la sustancia de esta cita mundial del cine marcaron una tendencia a la violencia explícita que dejó planteado el debate sobre qué tan lejos se puede llegar.
La última en la lista fue este miércoles "Only God Forgives" (Solo dios perdona) del Nicolas Winding Refn, un filme de rivalidad y venganza sobre un fugitivo norteamericano convertido en traficante de droga en los bajos fondos de Bangkok.
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Un hombre con los brazos clavados con cuchillos al asiento, brazos cortados, degüellos y otras mutilaciones abundan en este film, calificado por la la propia actriz principal actriz Kristin Scott Thomas como "hiperviolento y perturbador".
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"No puedo decir de dónde viene la violencia que presento", dijo Winding Refn en rueda de prensa. "Tengo un poco el enfoque de quién hace pornografía, lo que cuenta, es lo que me excita", explicó el director danés. Su filme cosechó abucheos y muy escasos aplausos tras su pase a la prensa.
Desde el primer día, los organizadores del Festival que eligieron entre 1.850 filmes los 20 que compiten por la Palma de Oro programaron, "Heli" del mexicano Amat Escalante, probablemente la más violenta de todas.
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La película contiene una escena de tortura en la que prenden fuego a los genitales de un joven en un ajuste de cuentas entre narcos, mientras en la misma habitación hay niños que se entretienen con videojuegos antes de martirizar ellos también a la víctima, dándole palazos en la espalda.
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"Desde un punto de vista moral, nuestra responsabilidad consiste en mostrar la violencia así como es, triste y sucia", dijo Escalante tras la proyección la semana pasada, durante la cual varias personas abandonaron molestas la sala antes del final.
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Según su coguionista Gabriel Reyes, "sería socialmente irresponsable no mostrar las cosas negativas que están sucediendo en México" y no hacerlo impide de hecho cambiar una realidad que es necesario mirar de frente.
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En "A touch of sin", el director Zia Zhang-Ke mostró la otra cara del espectacular boom económico de China, y dejó ver también con despliegue de violencia la corrupción y la pobreza.
"He observado que en China recientemente existe esa tendencia de individuos que cometen actos de violencia extrema", dijo Zia, cuyo filme superó el obstáculo de la censura en China y fue muy bien recibido en Cannes.
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El director dijo querer manifestar su "preocupación" por "un tipo de cosas que uno asociaba a las viejas épocas de los emperadores, pero cuyas motivaciones y frustraciones de hoy en día tal vez no sean tan distintas".
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Fuera de la competencia por la Palma de Oro, "Salvo" de los sicilianos Fabio Grassadonia y Antonio Piazza, mostró en la Semana de la Crítica, en lenguaje más sobrio y sin llegar a lo escabroso, el universo ultraviolento de la mafia.
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"Somos de Sicilia y venimos de ese mundo muy violento", comentó Antonio Piazza. "La violencia en este filme es un elemento importante, aunque después, la historia se orienta a lo que sucede entre los dos protagonistas".
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Según Nicolas Winding Refn, el reproche a un director de cine por incluir escenas violentas en su película "podría habérmelo hecho mi mamá". "Y seguro me lo va hacer", ironizó.
"El arte es un acto de violencia", dijo el danés, que recibió en 2011 el premio a mejor director por "Drive" y era uno de los jóvenes realizadores más esperados en Cannes, aunque esta vez al parecer decepcionó.
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Afp
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