El uso de los 50 salarios mínimos a los que tiene derecho cada congresista por ley para conformar su Unidad de Trabajo Legislativo (UTL), termina siendo, en muchos casos, una moneda de cambio para pagar favores políticos o personales o para enriquecerse de manera ilícita. Las paredes del Congreso saben bien que esa es una práctica muy extendida, y, aunque probarla ha sido muy difícil, eso se hará en esta investigación.
Mañanas Blu 10:30 am tuvo acceso a un material probatorio que confirma que el representante a la Cámara del partido Comunes, Carlos Alberto Carreno Marín, conocido en la antigua guerrilla de las Farc como 'Sergio Marín', tiene montado desde hace varios años un sistema en su UTL para extorsionar a sus trabajadores con el fin de apoderarse de manera coactiva con un porcentaje de sus salarios.
Esta es la historia
El 13 de abril del 2023 le llegó underecho de petición
anónimo al representante Carreño, con copia a los demás integrantes de la bancada de Comunes, en el que le preguntan directamente “si le ha solicitado en algún momento cuotas o porcentajes de su salario a algunos de los trabajadores de su UTL”. En el documento aparecen los nombres de 17 personas que trabajaron para él y el teléfono de cada uno.
Después de la aparición del derecho de petición, el partido no hizo ninguna investigación interna ni esfuerzo alguno por saber la veracidad del delicado señalamiento que constaba en el anónimo. En cambio, el representante Carreño, quien lleva seis años en la Cámara de Representantes, ocupando una de las diez curules que fueron negociadas en elacuerdo de paz de La Habana , sí actuó y encerró a su equipo de trabajo en una oficina del Congreso.
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Confirmamos con varias fuentes que en una reunión que duró cerca de 40 minutos, el representante gritó, insultó y amenazó a sus trabajadores. Les recordó que conocía muy bien sus actividades y las de sus familias y que no lo obligarán a mostrar la peor versión de él. Fue una amenaza contra sus vidas.
El tono intimidante de la reunión fue con la intención de cortar de raíz la posibilidad que saliera cualquier información adicional sobre el tema de los aportes obligatorios. El episodio quedó en ese punto y a cada uno le siguió exigiendo un aporte mensual de su salario que debían abonar de manera obligatoria. No había excepciones ni matices.
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El monto del “aporte” dependía del nivel salarial de cada funcionario. Entre más alto el salario, mayor el aporte. Pero oscilaba, según varias fuentes, entre 200 y 500 mil pesos mensuales. Por esta vía, el representante obtenía ingresos mensuales entre 5 y 6 millones.
¿Cómo funcionaba?
Cada uno le pasaba en efectivo o por transferencia su aporte correspondiente a un funcionario que tenía la tarea de recibir los pagos y organizar con todo detalle las cuentas de este mecanismo extorsivo organizado por el congresista. El funcionario de su UTL que recibía la plata, detallaba todo en un documento que se actualizaba mensualmente y finalmente debía transferirle todo el dinero a Carreño. Esta tarea de recoger, llevar las cuentas y transferir la ha realizado diferentes funcionarios de la UTL del representante.
Mañanas Blu, 10:30 a.m. habló con varios ex trabajadores de la UTL del representante y pudo corroborar cada paso del mecanismo de varias maneras.
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Las versiones coinciden, así como varios registros financieros en poder de Blu Radio que dan cuenta de los aportes mensuales de los exfuncionarios. Incluso, varios giros que fueron hechos directamente a cuentas del congresista.
También se obtuvieron los registros de muchas transferencias bancarias que se pueden separar en dos grandes grupos: las primeras, de los funcionarios a la persona que se encargaba de recoger y llevar las cuentas, y las segundas, transferencias al representante que salían de los aportes iniciales.
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Pero el congresista Carreño no solo pediría porcentajes a los miembros de su UTL, Blu Radio tiene en su poder una grabación en la que el representante relata que va a contratar a alguien llamado “Wilson” en una comisión del Congreso , y que le exigirá “pasar un millón, un millón doscientos” de un salario base de cinco millones. En otra parte de la grabación, le dice a uno de sus trabajadores, con el que estaba discutiendo el tema de los aportes mensuales: “yo no peleo por plata, pero si tú me respondes por la deuda”.
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Según una de las fuentes, Carreño “era categórico y muchas veces entraba en ira cuando alguien contemplaba la posibilidad de no hacer los pagos”. Era claramente una orden. Quienes no pagaban “se debían atener a las consecuencias, que eran básicamente perder el empleo”, contó.
Está prueba cobra relevancia, ahora que Carreño está en la mesa directiva de la Comisión Tercera en la Cámara de Representantes como vicepresidente.
Escuche aquí la investigación y denuncia: