Una vez superada, en teoría, la crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos, vale la pena recordar la cronología de lo sucedido:
El Gobierno del presidente Gustavo Petro había autorizado el aterrizaje en Bogotá de dos vuelos militares estadounidenses, previsto para este domingo, con un número no precisado de colombianos deportados.
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A las 3:07 de la madrugada del domingo, el presidente Petro escribió en su cuenta de la red social X: “A las 6:45 am llegará el primer avión con deportados colombianos de EE. UU. Otro avión llegará hacia las 10am, recibámoslos con banderas y flores”.
Sin embargo, a las 3:41 de la mañana, el presidente cambió de opinión: desapareció el trino anterior que fue reemplazado por el siguiente mensaje: “Los EE. UU. no pueden tratar como delincuentes a los migrantes colombianos. Desautorizo la entrada de aviones norteamericanos con migrantes colombianos a nuestro territorio. EE. UU. debe establecer un protocolo de tratamiento digno a los migrantes antes que los recibamos nosotros”.
Lo más grave del episodio es que uno de los aviones militares estadounidenses con deportados ya estaba muy cerca de ingresar a cielos colombianos y tuvo que desviarse en pleno vuelo tras la errática decisión del presidente Gustavo Petro.
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No se sabe cuál fue la causa del repentino cambio de opinión del jefe de Estado, quien en apenas 36 minutos pasó de permitir el ingreso de los vuelos estadounidenses, a prohibir su ingreso a territorio colombiano. Una teoría sugiere que los videos que se hicieron virales en redes sociales de los deportados llegando a Brasil esposados, habría originado la furia Presidencial.
Aunque el presidente Gustavo Petro agitó durante todo el domingo la bandera de la dignidad para no admitir los vuelos estadounidenses con colombianos deportados, los datos controvierten su postura, teniendo en cuenta que incluso durante el Gobierno del expresidente Joe Biden, el Gobierno colombiano venía autorizando de manera rutinaria al menos dos vuelos semanales: solo durante el 2024, 14.199 colombianos fueron deportados de Estados Unidos, lo que representa el 83 % del total de connacionales deportados de otros países, según cifras de Migración Colombia.
Al final de esta cronología, la historia ya es conocida: el presidente Gustavo Petro tuvo que agachar la cabeza y decidióaceptar sin condiciones los vuelos con deportados, el presidente Donald Trump se retractó de sus amenazas comerciales y diplomáticas, aunque quedan dudas sobre la forma en la se normalizará en la práctica ese proceso.
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Por ahora está en suspenso el retorno a la normalidad de la sección de visas de la embajada de Estados Unidos en Bogotá, por ahora los colombianos siguen sin poder solicitar o renovar sus visas para viajar a ese país.
En materia geopolítica, a pesar de que la crisis quedó superada, la relación entre Colombia y Estados Unidos resultó herida y seguramente en algún momento esto traerá consecuencias negativas para los colombianos.