“Cálmese alcalde”, dijo una mujer al escuchar que Jhon Jairo Imbachí, mandatario de la capital del Putumayo, se indignó contra un funcionario de Fonvivienda que requirió información detallada que, según Imbachí, se trataba solo de dilatar las soluciones para los damnificados de la avalancha que ocurrió hace seis años.
El funcionario de Fonvivienda solicitó una información precisa, pero el alcalde Imbachí respondió que ya esa información la habían presentado veinte veces.
Asimismo, cuando insistió el funcionario, el alcalde Imbachí perdió el control y le gritó: “respete a Mocoa huevón”. Acto seguido, aseguró que presentaría el informe que se requería, pero calificó esa solicitud como un mecanismo para dilatar las respuestas que el Gobierno nacional, por orden Constitucional, debe dar a quienes perdieron todo hace más de seis años cuando ocurrió la avalancha que cobró muchas vidas, dejó personas desaparecidas y sin techo a más de mil familias.
La necesidad de la protesta por parte de los damnificados se entiende si se observa que el actual Gobierno de Gustavo Petro ha hecho caso omiso a las constantes solicitudes de atención que ha hecho una comunidad que creyó en la teoría del “cambio” y confiaron en él votando masivamente, pero ante las circunstancias se han sentido ignorados cuando no burlados.
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