El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski , pidió "una respuesta mundial firme" y no solo una condena, tras el sangriento bombardeo el viernes de una estación de tren en Kramatorsk, en el este de Ucrania, donde numerosos civiles trataban de huir de una inminente operación rusa de gran envergadura.
"Es otro crimen de guerra de Rusia por el que alguno de los implicados deberá hacerse responsable", dijo Zelenski en un mensaje de video tras el ataque con misil que mató el viernes a 52 personas, incluidos cinco niños.
"Las potencias mundiales ya han condenado el ataque de Rusia contra Kramatorsk. Esperamos una respuesta mundial firme contra este crimen de guerra", añadió.
El presidente estadounidense, Joe Biden, denunció una "horrible atrocidad" de Moscú que, por su parte, negó su implicación en el ataque, asegurando que no disponía del tipo de misil usado y que el bombardeo había sido una "provocación" ucraniana.
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Sin embargo, un alto responsable de Defensa estadounidense señaló que los rusos "notificaron inicialmente un ataque exitoso" y que "se retractaron únicamente tras informaciones sobre víctimas civiles".
De hecho, el ministerio ruso de Defensa había informado el viernes de la destrucción con misiles de alta precisión de "armamentos y otros equipos militares en las estaciones de Pokrovsk, Sloviansk y Barbinkove", localidades cerca de Kramatorsk, la "capital" de la parte del Donbás que todavía está bajo control de Kiev.
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- "Por nuestros niños" -
El gobernador de la provincia de Donetsk, Pavlo Kyrylenko, citado por la agencia Interfax, aseguró que se trató de un misil de tipo Tochka U, con municiones de racimo.
El misil cayó hacia las 10: 30 de la mañana, una hora a la que cientos de personas acuden desde hace días a la estación para esperar un tren para salir del Donbás, escenario desde 2014 de una guerra entre las fuerzas ucranianas y los separatistas prorrusos.
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Frente a la estación había los restos retorcidos del misil, con la inscripción en ruso: "Por nuestros niños", una frase habitualmente usada por los separatistas prorrusos del Donbás, en referencia a sus hijos muertos desde los enfrentamientos que comenzaron en 2014.
El sábado por la mañana, 24 horas después del bombardeo, las evacuaciones de civiles desde Kramatorsk seguían por carretera. Minibuses y camionetas transportaron a decenas de supervivientes del ataque del viernes, que pasaron la noche en una iglesia del centro de la ciudad, no lejos de la estación, comprobaron periodistas de la AFP.
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La tragedia coincidió con la visita a Ucrania de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, que se desplazaron a Bucha, una ciudad cerca a Kiev convertida en símbolo de las atrocidades de esta guerra.
Allí, tras la retirada de las fuerzas rusas a principios de abril, aparecieron decenas de cadáveres con ropa de civiles, algunos con las manos atadas a la espalda.
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