El reconocimiento del emoji de pulgar hacia arriba como una forma válida de firmar contratos por parte de un juez canadiense en el Tribunal de King's Bench en Saskatchewan ha sido un hito significativo en el ámbito legal y ha generado interrogantes sobre la interpretación de los emoticones en contextos legales.
El caso en cuestión involucró a un agricultor y un comprador de lino que se enfrentaron por un contrato incumplido. El comprador envió un mensaje con un documento de compra de lino, seguido del texto "confirme el contrato de lino". En respuesta, el agricultor sacó el emoji del pulgar hacia arriba. Sin embargo, hubo una discrepancia en la interpretación del emoji, ya que el agricultor afirmó que solo estaba confirmando la recepción del mensaje, mientras que el comprador lo interpretó como una aceptación del contrato.
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El juez canadiense Timothy Keene, a cargo del caso, dijo que aunque el emoji del pulgar hacia arriba es una forma no tradicional de firma, representa la aceptación del contrato. Keene dice que estos íconos son muy utilizados en la comunicación cotidiana y que los tribunales no deben intentar detener el avance de la tecnología y su adopción común.
“Este tribunal reconoce fácilmente que un emoji es un medio no tradicional para firmar un documento, pero, sin embargo, en estas circunstancias, esta era una forma válida de transmitir los dos propósitos de una firma y para transmitir la aceptación del contrato”, declaró el juez encargado.
Por lo tanto, en estas circunstancias particulares, el emoji del pulgar hacia arriba se considerará una forma válida de transmitir tanto los propósitos de una firma como la aceptación del contrato. Esta decisión ha planteado preguntas sobre cómo interpretar los emoticonos en el ámbito legal.
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