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Ucrania: baile de camarógrafo y mujer en Bucha, el mágico momento que hizo olvidar la guerra

En BLU Radio hablamos con Juan Camilo Palencia, un periodista colombiano que cubre la guerra en Ucrania y que a través del lenguaje universal del baile, transmitió esperanza a quienes sobrevivieron a los ataques rusos en Bucha.

Camarógrafo viral por su baile en Ucrania
Camarógrafo viral por su baile en Ucrania
Foto: Suministrada

Juan Camilo Palencia es un caleño de 30 años, llegó a Francia en 2010 a estudiar literatura francesa, pero la vida le tenía algo más preparado, el periodismo. En esa área se formó en Ijba, una de las escuelas de periodismo más prestigiosas de la nación europea.

Allí fue el punto de partida para Juan Camilo, quien hoy tiene el reto de cubrir la guerra en Ucrania, esa que comenzó el pasado 24 de febrero de 2022 por cuenta de la invasión rusa. En entrevista con BLU Radio Juan Camilo, quien trabaja para la cadena BFMTV, contó que llegó al país exsoviético unos días antes de que todo estallara.

“Llegué aquí el 20 de febrero, estábamos trabajando, mirando cómo la gente se preparaba para una guerra probable, pero que no se sabía si iba a haber o no, o de qué magnitud. El día anterior de la guerra, el 23 en la noche, estábamos en Kharkiv que queda a 30 kilómetros de la frontera rusa (…) Los tanques rusos se encontraban allí, fuimos a hacer unas imágenes y nos encontramos con los tanques a 20 kilómetros del lado ucraniano (…) Cinco horas después, la guerra comenzó y nosotros estábamos en esa zona pegada a Rusia”.

La guerra se volvió su realidad y no tiene planes de abandonar la cobertura, respeta y entiende las razones de aquellos colegas que han tomado la decisión de retirarse de la zona; es una situación difícil.

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Camina con Oksana Leuta y Benoît Sarrade, con los que ha visitado las principales ciudades del país sitiadas entre ellas: Irpin, Kiev, Slavutich y Bucha. Con voz pausada, repasó los momentos más difíciles.

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“Un día que intentamos ir a Irpin tomamos la ruta en la mañana, estábamos en pleno invierno y andábamos con las ventanas abajo para escuchar lo que pasaba afuera. Tomamos la P30, una ruta en línea recta, un punto estratégico y nos dejaron pasar. Le dije a mi compañero Benoit 'cuidado, se escuchaban las explosiones muy cerca, tengo un mal presentimiento'. Él para y me bajo del carro y no te miento, un mortero pasó a más de 20 metros (...) Nos fuimos a toda velocidad y unos segundos después cayó un mortero justo en el lugar donde estábamos”.

En ese trasegar periodístico, buscando historias, llegó con su equipo a Bucha, zona que se convirtió en la evidencia del paso destructor de los militares rusos, a quienes el gobierno ucraniano señalan de haber cometido crímenes de guerra.

“Llegamos a Bucha, grabamos cosas horribles, fusilamientos, gente en sótanos torturada”, agregó.

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Pero, fue en Bucha donde en medio de la muerte y la destrucción, este caleño tuvo un momento especial con un niño y una mujer que, después de 30 días de estar encerrados en un sótano para salvar sus vida, salían para tomar aire y ver la luz del día; eran Timoteo y Esvetlana.

“Salimos y encontramos un niño en la calle, un niño con balas en la mano estaba recogiendo los cartuchos, los coleccionaba, llevaba 30 días sin salir del sótano, se llamaba Timoteo y nos invitó a su casa, estaban su madre, su padre y dos vecinos. Una de las vecinas me pregunta que si era francés, le dije que no, que nací en Colombia”.

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En ese momento, la guerra desapareció por unos segundos para todos y se dio un momento que Juan Camilo dice, lo quiere guardar por siempre en su memoria.

“Ella (Svetlana) me dice 'ah, Colombia, salsa salsa' y en un inglés mal hablado le digo, '¿quieres bailar?' Y nos ponemos a bailar en medio de la calle con todos los vidrios rotos por todo lado por que había bombardeado cerca. La casa estaba cerca de un cuartel que se habían tomado los rusos. Fue un momento mágico para ella y para mí. Yo soy muy malo para bailar, ella bailaba super bien, siguió el paso y en medio de todo eso la miro a los ojos y la señora estaba llorando, bailando, fue una escena llena de emoción y esperanza”, narró.

Con su lente se ha convertido en testigo directo de los horrores y la barbarie de la guerra, detrás de ese mismo lente Juan Camilo intenta protegerse, sin embargo, como ser humano no puede evitar en momentos sentirse abrumado. Es ahí donde su familia residente en Colombia y su novia Cécile, la francesa que le robó el corazón, le ayudan a mantenerse enfocado, dándole la tranquilidad que le permite descansar su cabeza y seguir adelante contando historias.

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