Los turistas comenzarán a pagar una entrada para visitar Venecia, Italia, a partir del próximo 25 de abril, un "peaje turístico" que solo funcionará 29 días al año y en una franja horaria limitada, anunció hoy el Ayuntamiento de la ciudad de los canales.
El precio por una entrada general será de 5 euros, confirmó el alcalde veneciano, Luigi Brugnaro, tras anunciar el calendario con los días en los que la controvertida tasa estará vigente, coincidiendo con las épocas de mayor afluencia turística del año.
La medida estará en vigor todos los días desde el 25 de abril hasta el 5 de mayo, cuando comenzará a cobrarse los sucesivos fines de semana (sábados y domingos) hasta el 14 de julio, con excepción del que coincide con el Día de la República italiana (1 y 2 de junio).
"No es una revolución, sino el primer paso de un camino para regular el acceso de los visitantes diarios. Un experimento que tiene como objetivo mejorar la habitabilidad de la ciudad, de quienes viven en ella y de quienes trabajan en ella", explicó Brugnaro en un comunicado.
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La "contribución de acceso", tal y como la denomina el Ayuntamiento de la ciudad, será obligatoria desde las 08.30 horas locales (07.30 GMT) hasta las 16.00 horas (15.00 GMT) para todos los visitantes mayores de 14 años, mientras que quedarán exentos los residentes, trabajadores y estudiantes de la ciudad, así como turistas con una reserva de alojamiento en Venecia.
Las sanciones para quienes no paguen irán desde los 50 a los 300 euros.
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"Venecia es la primera ciudad del mundo en implementar este camino, que podría ser un ejemplo para otras ciudades frágiles y delicadas que necesitan ser protegidas", añadió el alcalde.
El Ayuntamiento también se apoyará en una sala de control en la que recibirán datos de los sensores encargados de contar personas, de la emisión de entradas en museos y del tráfico en muelles y embarcaderos.
La contribución será necesaria únicamente en la ciudad antigua, que acoge la emblemática plaza de San Marcos, y no a las islas más pequeñas, incluido el Lido de Venecia, Pellestrina, Murano, Burano, Torcello, Sant'Erasmo, Mazzorbo, Mazzorbetto, Vignole, S. Andrea, la Certosa, San Servolo, S. Clemente y Poveglia.
La polémica medida fue aprobada en septiembre, durante un pleno municipal bronco en el que se llegó a aplazar el voto por las protestas de centenares de ciudadanos.
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Venecia, que recibe 30 millones de turistas al año, sufre desde hace décadas una sangría demográfica que ha hecho que, por primera vez en la serie histórica iniciada en 1871, en su centro histórico vivan menos de 50.000 personas (49.665 a finales del 2022 mientras que un año antes eran 50.430 y en el 2000 ascendían a 66.386, según datos oficiales).
La ciudad de Venecia y su laguna forman parte del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1987 y en julio pasado la UNESCO recomendó su inclusión en la lista de patrimonio en peligro, pero finalmente el Comité del organismo de la ONU decidió darle tiempo para que Italia desarrollase más medidas de conservación, tras valorar positivamente su plan actual, incluido el peaje turístico.
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"Desde los años 1950 se viene diciendo que Venecia es una ciudad moribunda. Hoy reiteramos que Venecia es una ciudad viva, que seguirá abierta a los turistas que vienen de todo el mundo a visitarla con respeto", añadió el alcalde.
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