El regreso en cinco días de Donald Trump como inquilino de la Casa Blanca podría suponer un cambio en las políticas hacia Rusia, Irán y Venezuela. Así lo afirma un informe publicado por el portal Bloomberg, en el que en un diálogo con fuentes cercanas a la entrante administración, aseguran que Trump y su equipo de asesores “están elaborando una estrategia de sanciones de amplio alcance para facilitar un acuerdo diplomático entre Rusia y Ucrania en los próximos meses y, al mismo tiempo, presionar a Irán y Venezuela”.
La estrategia, prevista para el mes de febrero, estaría encaminada a ejercer mayor presión contra Teherán y Caracas mediante sanciones más agresivas contra los distintos actores de la industria petrolera buscando una reducción significativa de las exportaciones de petróleo, tal como ocurrió durante la primera administración Trump; pero la publicación resalta que dichas exportaciones aumentaron durante el mandato de Joe Biden.
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“La situación es más compleja en Venezuela, donde el gobernante Nicolás Maduro acaba de jurar para otro mandato en medio de pruebas generalizadas de fraude electoral, pero empresas petroleras estadounidenses como Chevron Corp. también tienen presencia. Maduro sobrevivió a la estrategia de máxima presión de la administración Trump, incluso cuando frenó las exportaciones de petróleo de la nación, y también sobrevivió a un esfuerzo de los funcionarios de Biden para facilitar elecciones libres y justas”, señala Bloomberg.
Para esta estrategia jugarían un papel clave dos personas del entorno de Trump: Marco Rubio, designado Secretario de Estado y Mauricio Claver-Carone, enviado especial para América Latina. “En su audiencia de confirmación el miércoles (...) Rubio citó las sanciones como una pieza clave de influencia que podría lograr una resolución pacífica”.
En el caso ruso, dice Bloomberg, la estrategia que se está evaluando por el equipo de Trump pasaría por dos caminos: un camino político de medidas de buena fe para beneficiar a los productores de petróleo ruso, que dependerá de si los acercamientos con el régimen de Vladimir Putin abren la puerta a posibles negociaciones a corto plazo para poner fin a la guerra en Ucrania; el otro camino es aumentar las presiones económicas mediante sanciones secundarias sobre el comercio de petróleo, “penalizando a los transportistas europeos, así como a los compradores asiáticos, incluidas las principales entidades en China e India”.
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Para la discusión de esta estrategia, estarían participando nominados al gabinete, exfuncionarios de sanciones de su primera administración, así como varios ‘think tanks’ conservadores.
“Un primer barómetro de cómo el equipo de Trump aborda las sanciones a Rusia llegará a mediados de marzo, cuando expirará una licencia general que permite reducir las compras de productos energéticos rusos. Si el Departamento del Tesoro permite que caduque la exención en algunas transacciones, podría aumentar la presión sobre el Kremlin”, afirma Bloomberg.