Yaser, ingeniero egipcio de 60 años, realizó la peregrinación del hach sin haber obtenido el permiso solicitado durante años.
Yaser perdió el rastro de su esposa, Safa, durante los ritos del hach y teme que ella sea una de las más de 1.100 personas fallecidas debido al calor extremo.
Sin permiso, Yaser enfrentó numerosos obstáculos, incluyendo la negativa de atención en comercios y restaurantes, y tarifas exorbitantes para transporte oficial.
La mayoría de las más de 1.100 personas fallecidas eran egipcios no registrados que sucumbieron al calor sofocante, con temperaturas que alcanzaron los 51,8ºC.
Incluso algunos peregrinos registrados tuvieron dificultades para acceder a los servicios de emergencia, evidenciando un sistema de atención colapsado.
Arabia Saudita otorga visas según un sistema de cuotas por país, sorteadas entre los fieles. Muchos, sin embargo, optan por evitar los circuitos oficiales debido a los altos costos.
Otros egipcios también describieron dificultades similares, con escenas dramáticas de cuerpos en el suelo y personas desplomándose por agotamiento.
Los relatos de peregrinos como Yaser y otros afectados resaltan el dolor y la desesperación de quienes perdieron a seres queridos durante el hach, buscando consuelo en la sepultura en la ciudad sagrada de La Meca.
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