Los dos únicos países de América Latina que viven en democracia plena, según The Economist
El Índice de Democracia es una clasificación elaborada por la Unidad de Inteligencia de The Economist que mide la calidad de la democracia en todo el mundo. Así está Colombia.
El Índice de Democracia es una clasificación elaborada por la Unidad de Inteligencia de The Economist que evalúa el estado de la democracia en 167 países.
¿La democracia está en riesgo? Según el más reciente Índice de Democracia de The Economist solo dos países de América Latina está en una democracia plena. El resto de países está entre democracias defectuosas, regímenes híbridos y regímenes autoritarios
.
La reconocida revista revela cada año cómo están más de 160 países de todo el mundo en cuanto a la libertad y equidad de las elecciones, así como la existencia de una oposición política viable, entre otros puntos.
En muchos países, los votantes expulsaron a los gobiernos que no habían cumplido, y los partidos políticos y gobernantes que habían estado en el poder durante mucho tiempo tuvieron que dar paso a insurgentes políticos. Sin embargo, muchas elecciones no fueron libres ni justas y no se cumplieron otros requisitos de la democracia, como la libertad de expresión y asociación. En algunos países, las autoridades cancelaron elecciones programadas sin una buena causa
señala el índice de 2024.
The Economist dice que solo dos países viven en democracia plena en América Latina
En todo el mundo solo 21 países viven en democracia. De esos solo dos están en América Latina y según el Índice de Democracia de The Economist
son Uruguay y Costa Rica. Aquí la lista completa:
Noruega
Nueva Zelanda
Suecia
Islandia
Suiza
Finlandia
Dinamarca
Irlanda
Países Bajos
Luxemburgo
Australia
Taiwán
Alemania
Canadá
Uruguay
Japón
Reino Unido
Costa Rica
Austria
Mauricio
Estonia
Colombia está en una democracia defectuosa, según índice de The Economist
Según explicó The Economist los países en democracias defectuosas tienen elecciones libres y justas y, aunque hay problemas (como violaciones a la libertad de prensa), se respetan las libertades civiles básicas. Sin embargo, hay debilidades significativas en otros aspectos de la democracia, incluidos problemas de gobernanza, una cultura política subdesarrollada y bajos niveles de participación política.
Mapa del Índice de Democracia de The Economist 2024.
The Economist
Pero ojo, porque el informe señala que Jamaica, Colombia y Brasil experimentaron los mayores retrocesos en 2024.
Jamaica, Colombia y Brasil experimentaron los mayores retrocesos este año, mientras que República Dominicana y México obtuvieron la mayor mejora
se lee en el informe.
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La calidad de la democracia en América Latina y el Caribe disminuyó
El puntaje promedio del índice regional cayó de 5,68 en 2023 a 5,61. La región sigue siendo la tercera más democrática del mundo después de América del Norte y Europa occidental.
Se ubica por encima de Europa oriental, Asia y Australasia, África subsahariana, y Oriente Medio y África del Norte.
La democracia en América Latina y el Caribe tiene sus fortalezas y debilidades: la región se desempeña por encima del promedio mundial en proceso electoral y pluralismo, participación política y libertades civiles, así como en funcionamiento del gobierno (aunque su puntaje en esta última categoría es bastante bajo); sin embargo, es la región con peor desempeño en cultura política, detalla el informe.
Paraguay fue degradado a un “régimen híbrido” después de ingresar brevemente en la clasificación de “democracia defectuosa” en 2023. La degradación de Paraguay fue resultado de una nueva ley que restringe la libertad de acción de las organizaciones no gubernamentales (ONG).
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Uruguay y Costa Rica siguen siendo las únicas “democracias plenas” de la región. Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua están clasificados por el índice como “regímenes autoritarios”.
El deterioro de la calidad de la democracia en la región es el resultado tanto de desafíos sociales y políticos nuevos como de larga data. La distribución del ingreso en la región es la más desigual del mundo, y el crecimiento económico anémico de los últimos años ha generado frustración pública con el establishment político y ha alimentado la polarización política