Una de las erupciones volcánicas más conocidas de la historia ocurrió entre la noche del 24 de agosto y la madrugada del 25, en el año 79 d.C. en Pompeya. Esa noche, las personas que no alcanzaron a huir murieron en menos de 17 minutos
Aquel día, el monte del Vesubio despertó y lanzó su potente furia a más de 20 kilómetros de distancia, dejando sepultadas a cientos de personas bajo un denso manto de roca derretida y ardiente
A lo largo del tiempo, los restos de las víctimas fueron saliendo a la luz y despertaron el interés de los científicos, pues las verdaderas causas de muerte eran todo un misterio
Por eso, en 2018, un grupo de investigadores se dieron a la tarea de analizar los restos óseos de los habitantes de Herculano, Italia
Lo primero que se determinó es que estas personas no lograron salir a tiempo de la zona de riesgo, pues en la mayoría de los casos, se encontraban durmiendo, salvo unos cuantos que intentaron busca refugio en 12 cámaras ubicadas frente al mar, pero su esfuerzo fue en vano
Además, los investigadores descubrieron que la avalancha de lava hizo que a las personas les hirviera la sangre y sus cráneos explotaran
Un grupo de arqueólogos de la Universidad de Federico II de Nápoles, en Italia, observó que los cráneos tenían un polvo negro y rojizo cerca a las áreas afectadas, y tras someterlos a una espectometría de plasma se confirmó que la mayoría de los residuos estaban compuestos por óxido de hierro
Por lo que se determinó que la muerte de estas personas había sido de forma rápida, debido a la evaporación de los fluidos corporales y los tejidos blandos como el cerebro
Luego de la desaparición de estos tejidos, rápidamente las cavidades se llenaron de ceniza
Para que todo esto ocurriera, los cuerpos fueron expuestos a unas temperaturas cercanas a los 600 grados celsius
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