Con el reciente triunfo de Donald Trump , diversas interrogantes se abren en torno al futuro de la relación entre Estados Unidos y Colombia, en especial en lo que respecta a la lucha antidrogas y el combate al narcotráfico.
En una entrevista concedida a Néstor Morales en Blu Radio, Kevin Whitaker , exembajador de Estados Unidos en Colombia, analizó las posibles implicaciones de esta victoria para Colombia. Habló de un posible giro en las políticas antidrogas y en el enfoque hacia temas como la migración y la seguridad regional.
Enfoque en la fumigación y presión en la lucha antidrogas
Para Whitaker, la postura de Trump sobre la lucha contra las drogas es clara y podría significar un aumento en la presión hacia Colombia para retomar estrategias más agresivas, como la fumigación de cultivos ilícitos.
Según el exembajador, esta fue una constante durante el primer mandato de Trump, quien insistió en que “la única manera de demostrar compromiso en contra de las drogas era reanudar la fumigación”.
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Aunque el Gobierno deIván Duque enfrentó críticas de Trump por la falta de resultados en la erradicación, es probable que esta estrategia vuelva a estar en la mesa, a pesar de los riesgos y controversias que rodean a la fumigación en Colombia.
“La administración Trump podría enfocar su relación con Colombia exigiendo una postura más dura y visible en la lucha contra las drogas, un retorno a los métodos de fumigación para combatir los cultivos ilícitos”, afirmó Whitaker.
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Sin embargo, enfatizó que la situación actual en Estados Unidos podría desviar parte de la atención hacia otras prioridades.
Impacto del cambio de enfoque hacia el fentanilo
Un aspecto relevante señalado por Whitaker es el cambio en las prioridades de la política antidrogas en Estados Unidos, donde el problema del fentanilo ha cobrado mayor relevancia que el de la cocaína.
Esta sustancia, que ha generado una crisis de salud pública en el país norteamericano, está modificando las prioridades de los recursos y esfuerzos del Departamento de Estado y de agencias como la DEA, que han comenzado a reducir su presencia en Colombia para enfocarse en países como México y en combatir la entrada de fentanilo proveniente de China.
“La cocaína ha perdido contundencia en el interés de la política estadounidense en comparación con el fentanilo, una droga que representa una crisis de salud pública sin precedentes”, aseguró Whitaker. No obstante, el exembajador destacó que esta situación no implica que la presión sobre Colombia vaya a desaparecer, aunque podría redirigirse en función de las necesidades estratégicas de Estados Unidos.
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La migración y el Tapón del Darién en la agenda bilateral
Además de la lucha antidrogas, el tema de la migración podría tener un impacto importante en la relación entre ambos países. Whitaker subrayó que, en esta nueva administración, Trump se enfocará en buscar soluciones más estrictas para controlar el flujo migratorio, lo que podría traducirse en demandas de colaboración hacia Colombia para aumentar la vigilancia en zonas críticas como el Tapón del Darién.
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Este corredor, situado en la frontera entre Colombia y Panamá, ha sido un punto neurálgico para el tráfico de migrantes provenientes de diversos países de América Latina.
“No es cuestión de construir un muro; ya intentamos eso con México. Sin embargo, se puede esperar una presión para que Colombia tenga una presencia disuasiva en esa zona, para gestionar el flujo migratorio que cruza el Darién hacia el norte”, comentó Whitaker.
Venezuela y la política regional de seguridad
Otro de los temas clave que podría resurgir en la política exterior de Trump es el enfoque hacia Venezuela y su relación con Colombia en este contexto.
Whitaker considera que el regreso de Trump a la Casa Blanca podría traducirse en un incremento de las acciones en contra del régimen de Nicolás Maduro, lo cual afectaría tanto a la política exterior de Colombia como a la dinámica regional en general.
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“Venezuela será un tema de interés y puede haber una postura más fuerte en contra deMaduro , lo cual exigirá una coordinación más estrecha con Colombia en términos de seguridad”, expresó Whitaker.
El papel de la diplomacia en una relación compleja
Finalmente, Whitaker resaltó la importancia de nombrar a un nuevo embajador en Colombia que comprenda las complejidades de la relación actual entre ambas naciones, en especial ante las diferencias políticas entre los gobiernos de Petro y Trump.
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“Se necesitará a alguien con habilidades diplomáticas para manejar la relación entre Petro y Trump, una relación que no será nada fácil”, mencionó el exembajador.