Para la docente e internacionalista María Teresa Haya, Rusia creyó que invadir a Ucrania era relativamente fácil, pero, tras seis días de ataques, se ha dado cuenta que el nacionalismo ucraniano y la ayuda en armas que ha recibido el presidente Volodímir Zelenski las cosas van cuesta arriba.
“Ese convoy de 60 kilómetros (dirigiéndose a Kiev) es una nueva estrategia de Putin, que comenzó esta invasión pensando que sería una cosa rápida. Había anunciado que estaba entrando con motivos humanitarios para defender los derechos de los rusos . Su razón principal es que quiere controlar Kiev. No se esperó el nacionalismo que han tenido los ucranianos, el esfuerzo y el empeño que han tenido para defender su país”, dijo.
A esto se suma, según dijo, la respuesta de la comunidad internacional, como, por ejemplo, que muchos países de la Unión Europea hablen hoy abiertamente de enviar armas a Ucrania.
“Lo que logró Putin, como no se había logrado en muchos años, fue unir realmente a la Unión Europea. Encontraron algo que los pudo unir”, añadió.
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La idea, según la especialista, es poner un Kiev un gobierno que haga lo que Vladímir Putin diga, tal como pasa en Bielorrusia.
“Un gobierno que haga la que Putin diga, como el que tiene Bielorrusia. Que cuando Putin diga salte, el gobierno responsa: ¿qué tan alto señor presidente? Totalmente sumiso a Rusia”, explicó.
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María Teresa Haya añadió que el presidente ruso tiene un delirio de grandeza y que sus peticiones, como reconocer su dominio sobre Crimea, controlada por Rusia desde 2014, no tienen otra motivación que satisfacer sus intereses económicos, como tener salida hacia el Mar Negro.
Escuche a la analista María Teresa Haya en Mañanas BLU: