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Primera dama de Haití dijo que mercenarios colombianos “no fueron a jugar al escondite”

Martine Moise contó a The New York Times que escuchó a los atacantes hablar todo el tiempo en español y buscar frenéticamente entre las cosas de su esposo.

Martine Moise
Martine Moise
Foto: AFP

La sobreviviente primera dama de Haití, Martine Moise, relató a The New York Times, el minuto a minuto de lo que sucedió ese 7 de julio en el que hombres armados irrumpieron en su vivienda y asesinaron con sevicia a su esposo, el presidente Jovenel Moise.

Ese fatidico día, la familia presidencial dormía cuando los proyectiles los despertaron. Ella empujada por su instinto materno y en medio del desconcierto dice que pensó rápidamente en sus hijos y los escondió en un baño sin ventanas junto a la mascota de la casa, un perro.

La señora Moise confirmó que, el mandatario buscó su teléfono móvil para pedir ayuda a sus jefes de seguridad Dimitri Hérard, a Jean Laguel Civil, con los cuales habría hablado y quienes le habrían dicho que se trasladarían rápidamente al lugar. Ayuda que nunca llegó a tiempo, permitiendo actuar a los mercenarios dentro de la habitación.

Martine Moise recuerda que mientras estaba tirada en el piso, casi sin poder respirar y llena de sangre, vió cómo los asesinos que habían disparado desde afuera, entraron a la habitación donde ella y su esposo se resguardaban.

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“Lo único que vi antes de que lo mataran fueron sus botas”, añadió Martine Moise.

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Cuando el diario le pregunta por los mercenarios colombianos, la mujer de 47 años asegura que los atacantes de los que recuerda su idioma, “no fueron a jugar al escondite”. Es más, dice la primera dama que los hombres buscaron frenéticamente entre los archivos de su marido, repitiendo en español varias veces “No es eso”, hasta que alguien gritó “Eso es”.

Sostiene además que los asesinos, ayudados con una linterna, revisaron sus ojos para comprobar si seguía con vida antes de abandonar el lugar.

La primera dama, le aseguró al New York Times que “no confía” en la investigación que se está siguiendo por el magnicidio y pide saber quién pagó todo. Entre otras razones, cree que hay un cerebro más poderoso detrás que ordenó y suministró el dinero.

Dentro del relato al periódico Neoyorquino, la señora Moise califica como “muy sospechoso“ que de los casi 50 guardias que estaban en la casa presidencial, nadie resultara herido.

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Además, citó a Reginald Boulos, un poderoso empresario que estaría interesado en la presidencia del país quien podría estar vinculado con la muerte del presidente haitiano, sin acusarlo.

La primera dama le dijo al New York Times, que luego de someterse a las operaciones necesarias para curar su brazo afectado, consideraría postularse a la presidencia de Haití.

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Martine Moise regresó a los Estados Unidos para continuar con el proceso de recuperación de su brazo derecho, que resultó gravemente lesionado. Su codó quedó destrozado y solo puede mover dos dedos.

Los médicos en Estados Unidos planean implantar nervios de sus pies en el brazo afectado, pero se teme que nunca recupere la movilidad.

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