A los 81 años, el presidente estadounidense Joe Biden aspiraba a retirarse del poder a los 86, edad en la que hubiera concluido un eventual segundo mandato. Sin embargo, este domingo anunció su renuncia a la reelección debido a críticas sobre su capacidad física y mental.
El pasado 27 de junio, durante un debate con el exmandatario Donald Trump, sus titubeos y frases inconclusas levantaron dudas sobre su fortaleza. Aunque Biden había proclamado su candidatura el 25 de abril, un día después del debate intentó disipar temores en sus filas y entre la ciudadanía.
"Hay demasiado en juego. No me presentaría de nuevo si no creyera con todo mi corazón y mi alma que puedo hacer el trabajo", afirmó Biden en un mitin.
A pesar del apoyo inicial de líderes demócratas como Bill Clinton, Barack Obama y Hillary Clinton, el congresista Lloyd Doggett fue el primer legislador demócrata en pedir públicamente el fin de su campaña el 2 de julio. Filtraciones y reuniones del partido revelaron el frenesí interno.
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Finalmente, el 21 de julio, Biden anunció su retiro en una carta a la ciudadanía, afirmando que lo hacía "por el interés del partido y del país".
La carrera política de Joe Bide
Le quedan poco más de cinco meses de presidencia, hasta el traspaso de poderes en enero, pero pone así fecha de expiración a una larga carrera política que se remonta a 1973 como senador de Delaware, un cargo que ostentó hasta 2009 con una promoción importante: la vicepresidencia del país de la mano de Obama, uno de los que ha contribuido a hacerle tirar la toalla.
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Intentó sin éxito hacerse con la nominación presidencial demócrata en 1988 y 2008 y en los comicios de 2016 decidió no competir en parte por el duelo ante la muerte de su hijo Beau, fallecido de cáncer, y por la falta de tiempo para asentar una candidatura fuerte.
Pero desde que llegó al poder, pese a que en un primer momento dejó caer que solo iba a estar cuatro años, su convencimiento de que no había nadie más apropiado que él para frenar a Trump le han hecho aferrarse al puesto.
Ese convencimiento ha sido impulsado también por la primera dama, Jill Biden, pilar de su vida y de su campaña y, según los medios del país, una de las pocas voces de su entorno capaces de hacerle tomar uno u otro rumbo.
La resiliencia había marcado tanto su carrera como su vida: perdió a su primera esposa, Neilia Hunter, y a su hija de un año, Naomi, en un accidente de tráfico en la Navidad de 1972, justo después de haber sido elegido senador, y aunque entonces se planteó dejar la política, porque resultaron heridos de gravedad sus hijos Hunter y Beau, acabó jurando el cargo.
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Hasta ahora parecía que su único obstáculo para seguir en la presidencia tras las elecciones del 5 de noviembre era la creciente oposición de los jóvenes y de la población árabe por el apoyo de su administración a Israel en su ofensiva contra Gaza.
Con su retiro acabará dejando en enero un legado de estabilidad económica, aunque no ha conseguido llevar la inflación al objetivo del 2 %, y de lucha entre otros por los derechos reproductivos de las mujeres. LaCasa Blanca intentó sin cesar ni éxito que la población se fijara en estos últimos cuatro años de mandato y no en esa "mala noche" frente a Trump que finalmente ha desencadenado su salida.
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