El Movimiento 5 Estrellas (M5S) fue objeto este lunes de numerosas críticas en Italia, que le llegaron desde todos los frentes, acusado de intentar torpedear al gobierno dirigido por Mario Draghi con el único objetivo de frenar su caída en las encuestas.
Este partido, profundamente dividido y que ha formado parte de la coalición gubernamental, afirma que le fue imposible votar a favor del Ejecutivo el jueves durante una votación clave en el Senado, denunciando los ataques del resto de formaciones de la amplísima alianza en el poder contra las políticas que había puesto en marcha el M5S cuando estaba en su apogeo.
Para la mayoría de los observadores, se trata más bien de una táctica para reconquistar a su electorado, que se ha ido reduciendo progresivamente, después de haber obtenido el 33% de los votos en las últimas elecciones legislativas (2018), lo que lo convirtió en el primer partido del parlamento.
El jefe del movimiento, Giuseppe Conte, predecesor de Draghi, apostó por que el todavía primer ministro siguiera gobernando sin él, para que su formación pudiera ganarse de nuevo el favor del electorado desde la oposición, de cara a los comicios de 2023.
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Una apuesta que podría haber perdido, pues Draghi presentó inmediatamente su dimisión, pero el presidente italiano, Sergio Mattarella, la rechazó.
Además, varios partidos de la coalición y un millar de alcaldes instaron también a Draghi, exjefe del Banco Central Europeo, a que permaneciera en su cargo. Los ediles expresaron su "incredulidad y preocupación" por la conducta irresponsable del M5S.
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La decisión final de Draghi, que se prevé que anuncie el miércoles durante una intervención parlamentaria, podría desembocar en elecciones anticipadas este otoño, un periodo en el que se suele adoptar el presupuesto.
"Vendetta política"
El ex primer ministro Matteo Renzi, jefe del pequeño partido Italia Viva (centro), acusó al M5S de "destruirlo todo", mientras que el exjefe de Gobierno Silvio Berlusconi, conservador, y el líder de la Liga Matteo Salvini (extrema derecha) denunciaron su "incompetencia e imprevisibilidad".
Para Daniela Preziosi, periodista política del diario Domani, el origen de la crisis viene de la escisión orquestada por el ministro de Asuntos Exteriores Luigi Di Maio, un firme defensor de Draghi, que abandonó el mes pasado el partido del M5S junto con unos sesenta diputados.
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El movimiento "ya no era el partido más grande dentro de la mayoría (gobierno) y, por lo tanto, se ha vuelto insignificante", analiza.
Fundado en 2009 como una formación antisistema, el M5S vio su base electoral desmoronarse a lo largo de sus alianzas de gobierno, primero con la Liga y luego con la izquierda, lo cual desorientó a sus votantes.
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Conte lideró dos gobiernos antes de tener que retirarse en 2021, privado de mayoría, en beneficio de Draghi, que luego se hizo cargo de un Ejecutivo de unidad nacional.
Por su parte, Di Maio acusó el domingo a Conte de "no haberse recuperado de haber tenido que abandonar el palacio Chigi", sede del gobierno, y de "llevar a cabo una 'vendetta' política contra Draghi".
Tanto si el gobierno permanece en el poder como si no, "el M5S se radicalizará" para poder sobrevivir, predice Preziosi.
"Es por eso que la próxima víctima será Conte, un dirigente totalmente institucional que no puede dirigir un movimiento que vuelva a sus raíces 'anti-establishment'", apunta.
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Giovanni Orsina, director de la escuela de gobierno de la Universidad Luiss de Roma, va aún más lejos: el Movimiento ha sido "un gran catalizador de descontentos que ha sido incapaz de transformar en un proyecto positivo. Y desapareció disolviéndose en el vacío".
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