En Tailandia, un país conocido por su rica cultura y tradiciones espirituales, un caso criminal ha sacudido a la nación hasta sus cimientos. Sararat Rangsiwuthaporn, apodada "Am Cianuro", ha sido condenada a la pena capital tras ser hallada culpable de un asesinato premeditado, en una serie de crímenes que, según las autoridades, podrían involucrar hasta 15 víctimas.
Un viaje religioso que terminó en tragedia
El 14 de abril de 2023, Sararat y Siriporn Khanwong, de 32 años, emprendieron un viaje a la provincia de Ratchaburi para participar en una ceremonia budista. Según los informes, ambas acudieron a un río para liberar peces, una práctica que simboliza la búsqueda de buen karma. Sin embargo, ese mismo día, Siriporn colapsó y murió repentinamente. Tras la autopsia, las autoridades encontraron cianuro en su sistema, un hallazgo que marcó el inicio de una investigación que destaparía una oscura trama de asesinatos en serie.
La conexión entre las víctimas
La Policía tailandesa comenzó a recibir denuncias relacionadas con otras muertes sospechosas vinculadas a Sararat. Entre las víctimas se encontraban amigos, conocidos e incluso su novio, Sutthisak Phoonkhwan, quien murió en marzo de 2023. Las autoridades determinaron que la mayoría de las víctimas habían transferido a Sararat sumas significativas de dinero antes de sus muertes, lo que sugiere un móvil financiero detrás de los crímenes.
Perfil de una asesina en serie
Sararat, de 37 años, ha sido descrita por los medios como la primera mujer asesina en serie de Tailandia. Su modus operandi, según los investigadores, implicaba envenenar a sus víctimas con cianuro, un compuesto químico altamente letal. La sospechosa fue arrestada mientras estaba embarazada, aunque posteriormente sufrió un aborto espontáneo.
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El caso de Sararat ha sido comparado con los asesinatos perpetrados por Charles Sobhraj, conocido como "La Serpiente", quien envenenaba y asesinaba a turistas en Asia durante los años 70. A nivel internacional, recuerda también a figuras como Belle Gunness y Amy Archer-Gilligan, mujeres que utilizaron venenos para llevar a cabo sus crímenes a principios del siglo XX.
Impacto cultural y mediático
Este caso no solo ha generado un intenso debate en Tailandia, sino que también ha llamado la atención internacional. Las imágenes de la madre de Siriporn sosteniendo un cartel con la foto de su hija frente al tribunal se han convertido en un símbolo del dolor y la búsqueda de justicia. Además, los paralelismos con otros asesinos en serie han alimentado discusiones sobre cómo prevenir crímenes similares en el futuro.
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Implicaciones legales y éticas
La sentencia de pena de muerte contra Sararat plantea preguntas sobre el sistema judicial tailandés y la pena capital como castigo. Mientras algunos abogan por una justicia severa, otros cuestionan la eficacia de la pena de muerte como disuasión para futuros crímenes. Este caso destaca la necesidad de mejorar las herramientas de prevención y detección de delitos en serie.