El papa Francisco rindió un sentido homenaje a las víctimas del nazismo con una visita este viernes al campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, donde recorrió en silencio el lugar donde fueron exterminados más de un millón de personas, en su inmensa mayoría judíos.
Durante la visita de casi dos horas el papa no pronunciará discursos y se encontrará con diez supervivientes de estos campos y 25 "Justos de las naciones", las personas que salvaron judíos.
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Se trata del tercer pontífice que visita Auschwitz después del polaco Juan Pablo II en 1979 y el alemán Benedicto XVI en 2006.
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Francisco llegó en helicóptero a Auschwitz procedente de Cracovia, ciudad donde pernota desde que llegó el miércoles a Polonia para una permanencia de cinco días.
El papa argentino entró a pie y atravesó solo y en silencio el cartel de la entrada, tristemente célebre por el lema que reza en alemán Arbeit macht frei (El trabajo libera), con el que los nazis recibían a los deportados.
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Entre los presentes figuraba la violinista Henela Niwiska, de 101 años, sobreviviente al exterminio.
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Como gesto simbólico Francisco encenderá una lámpara y rezará en la celda subterránea donde murió el santo polaco Maximiliano Kolbe, franciscano como él.
El papa firmará luego el libro de honor. Serán sus únicas palabras en el campo, advirtió el vocero papal.
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El pontífice latinoamericano visitará también el campo de exterminio de Birkenau-Auschwitz II, donde murieron la mayor parte de las víctimas en cuatro hornos crematorios y donde estaban ubicadas las mujeres.
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Con un canto en hebreo y en polaco se concluirá la visita que deberá durar unas dos horas y a la que asiste una delegación de la comunidad judía polaca de unas 30 personas así como la primera ministra polaca Beata Szydlo.