Idaho se convirtió este miércoles en el segundo estado de EE.UU. en aprobar un veto casi total al aborto, similar al de Texas, y que prohíbe esta intervención a las seis semanas de gestación, cuando muchas mujeres no saben que están embarazadas.
El gobernador de Idaho, el republicano Brad Little, firmó este miércoles la legislación que ya había sido aprobada por las dos cámaras del Parlamento estatal, donde los republicanos tienen mayoría.
Está previsto que la legislación entre en vigor en un plazo de 30 días, aunque es probable que su legalidad sea desafiada ante la Justicia.
Planned Parenthood, la mayor red de clínicas de salud reproductiva del país tiene tres centros en Idaho y ya advirtió que no ofrecerá abortos pasadas las seis semanas de gestación si finalmente la ley entra en vigor.
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"Esta prohibición cruel dañará a las personas que ya se enfrentan a las mayores barreras para acceder a cuidados médicos", especialmente aquellas con pocos recursos, que viven en áreas rurales, de color o de la comunidad LGTBI, dijo este miércoles en un comunicado Jennifer M. Allen, consejera delegada de Planned Parenthood Alliance Advocates.
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Al igual que la ley de Texas, la medida de Idaho deja su aplicación en manos de particulares y no de funcionarios estatales.
En concreto, la ley de Idaho permite al padre, abuelos, hermanos y tíos del feto demandar a quienes hayan ayudado a la mujer embarazada a abortar en un plazo de cuatro años desde que se practique el procedimiento y establece una indemnización mínima de 20.000 dólares por daños.
Mientras, la legislación de Texas y otra que se está debatiendo en Oklahoma permiten que cualquiera interponga demandas sin tener que estar relacionados con el nonato.
Ese peculiar sistema —que despoja de responsabilidad legal a las autoridades estatales— ha permitido hasta ahora que la ley de Texas siga en vigor, a pesar de que viola abiertamente la decisión judicial de 1973 que legalizó el aborto en todo EE.UU. hasta las 24 semanas, llamada "Roe versus Wade".
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Todo apunta a que la mayoría conservadora en el Tribunal Supremo de EE.UU. restringirá el derecho a abortar en el país en junio o julio, cuando decidirá sobre otra ley de Misisipi que limitaría el aborto a partir de las 15 semanas y que también contradice, por tanto, el precedente de 1973.
Si eso ocurre, se espera que 26 estados de tendencia conservadora restrinjan el aborto, lo que dejará en el limbo a millones de pacientes en EE.UU., donde la mayoría de las mujeres que tratan de abortar son pobres y, en muchos casos, no pueden permitirse viajar a otros estados.
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La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, consideró que la ley de Idaho es "devastadora" para las mujeres y recordó que el veto al aborto en Texas ya ha obligado a muchas mujeres a viajar a estados vecinos, a cientos de kilómetros, para poder abortar.
"Esto es inaceptable", afirmó Psaki, quien reiteró el compromiso del presidente estadounidense, Joe Biden, con los derechos de las mujeres.
Biden volvió a pedir al Congreso que apruebe una ley que proteja el derecho al aborto recogido en "Roe versus Wade" y que frene los "pasos radicales" que han dado Idaho, Texas y otros estados gobernados por conservadores.
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