El principal opositor ruso, Alexéi Navalni, encarcelado en una colonia penitenciaria, enfermo y en huelga de hambre, ha perdido la sensibilidad en las manos y su salud ha empeorado, indicaron este miércoles sus abogados.
Navalni, de 44 años, anunció el 31 de marzo que había decidido dejar de alimentarse para protestar contra sus condiciones de detención en el campo número 2 de Pokrov, a 100 km al este de Moscú, que tiene fama de ser uno de los más duros.
El activista anticorrupción acusa a la administración penitenciaria de negarle el acceso a un médico y de "torturarlo" despertándole por la noche. Anteriormente, ya había afirmado que padecía fuertes dolores de espalda y que había perdido la sensibilidad en las piernas.
Su abogada, Olga Mijailova, que le visitó el miércoles, dijo a la AFP que continuaba con la huelga de hambre, pese a tener tos y fiebre.
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"Tiene mal aspecto y no se encuentra bien. Nadie tiene intención de curarle", declaró, precisando que el opositor pesa ahora 80 kg, cinco menos que cuando empezó la huelga de hambre; mientras que cuando llegó al campo penitenciario, en marzo, pesaba 93 kg.
Otro de sus abogados, Vadim Kobzev, declaró en Twitter que el opositor perdía "un kilo cada día" y que siente dolores al caminar. "La enfermedad avanza claramente en términos de pérdida de sensibilidad en las piernas (...), en las manos", escribió.
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Navalni sufre una hernia doble y una protusión discal, según desveló un examen médico que se le realizó en la prisión en la que cumple su condena.
El diagnóstico que le comunicaron tras la resonancia magnética es una hernia doble y una protusión discal
Además, sigue teniendo fiebre, aunque ha pasado de los 39 grados de hace dos días a poco más de 37 grados hoy, miércoles.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, consideró que Alexéi Navalni es un preso como cualquier otro y que no debía beneficiarse de ningún trato de favor.
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Navalni regresó a Rusia en enero tras cinco meses de convalecencia en Alemania y fue inmediatamente detenido y luego condenado a dos años y medio de cárcel por un viejo asunto de fraude que considera como político.