El 11 de septiembre de 2001 era una mañana soleada, con el habitual movimiento en las calles deWorld Trade Center , en Nueva York, pero se convirtió en un día inolvidable para la historia de Estados Unidos, el mundo y la colombiana Francy Margarin.
Ella llegó a su trabajo a las 7:00 de la mañana. Era manager de una tienda que estaba a pocas cuadras de las Torres Gemelas y junto con sus empleados empezaron a atender a los clientes que fueron llegando, hasta que un fuerte estruendo detuvo la labor de todos.
“Me acuerdo que estaba sentada en mi escritorio, haciendo los papeles, cuando pasó el avión que chocó la primea Torre Gemela. Sentimos un estruendo, se sintió un cambio en la luz, algunas cosas de la tienda se cayeron, unos techos que era movibles también se cayeron. Sabíamos que había pasado algo, pero no estábamos seguros qué”, relató a BLU Radio.
Francy recuerda que uno de sus empleados salió a ver qué había pasado, pero nadie sabía con certeza lo que había ocurrido, ni siquiera la Policía de la zona .
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Después las 8:45 de la mañana, su esposo la llamó para que saliera de la tienda y volviera a su hogar, porque eso no parecía un simple accidente, era algo más.
“Mi esposo me dijo: trata de cerrar la tienda, la zona se va a llenar de bomberos y no vas a poder volver. Salimos, tratamos de sacar la gente que estaba en la tienda, eso fue antes de las 9:00 de la mañana. Todavía está en mi mente y siento mucha tristeza, porque veíamos el edificio y era tanta la desesperación de la gente que se cogían de la mano y se tiraban. Desde la calle gritábamos y llorábamos”, narró.
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A los pocos minutos de esas crudas imágenes, Francy observa cómo el segundo avión impacta la torre sur. Ahí se da cuenta de que era un atentado y vio, por primera vez, a Manhattan en caos, porque las personas no sabían a dónde correr. “La gente estaba tirada en el piso, unos gritaban, lloraban, otros rezaban. Es algo que no quieres vivir”.
“Nosotros seguimos corriendo y se cae la segunda torre. Nos cayó pedazos del mismo edificio y polvo. Me acuerdo que estaba vestida de negro, pero llegué a mi casa de blanco. Muchas cosas me rasparon el cuerpo, la cara; cuando uno está en ese estrés, no se da cuenta de que está lastimado”, añadió.
Margarin recuerda que la Policía no sabía a dónde guiar a los ciudadanos, porque tenían miedo de que un nuevo avión impactara otro edificio en Manhattan.
En medio del caos, cuando se derrumbó la segunda torre, cuenta que varias personas también perdieron la vida al caer al suelo mientras corrían “y otras les pasaban por encima”. Pese a los difíciles momentos que estaba viviendo, Francy junto con sus trabajadores no dudaron en ayudar a quienes estaban en el suelo o tenían algún escombro sobre su cuerpo.
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“Estaba con dos trabajadores y ya no estábamos corriendo por salvar nuestras vidas, sino para ayudar a la gente, porque había algunos que mientras corrían botaban a otros, entre ellos ancianos, y las personas les pasaban encima”, relató.
Con nostalgia se acuerda que, días después del atentado, volvió a la zona cero y encontró en un muro con varias fotografías de personas que estaban dadas por desaparecidas o fallecidas, entre ellas, amigos y clientes que habían estado en su tienda.
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“Duele porque ya no están, murieron atrapados o no pudieron salir. En ese momento pensaba en mi familia en Colombia, trataba de comunicarme con ellos”, dijo.
Han pasado 20 años desde ese martes soleado, que se convirtió en tragedia para centenares de familias en el mundo. Los recuerdos siguen en la memoria Francy, pero con una importante enseñanza: vivir al máximo cada día y ayudar siempre a los demás.
“La vida te puede cambiar en un segundo. Después de estos años, vivo la vida al instante, día a día, trato de dar lo mejor de mí. No me acuesto sin decirles a mi familia que los quiero. Trato ayudar a la gente y no pelear con nadie”, reflexionó Francy Margarin.
Vea a continuación la historia de Francy Margarin, testigo del atentado a las Torres Gemelas:
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