Tess Asplund, de 42 años, no escondió su enojo y se paró en frente de la marcha con el gesto de un puño hacia arriba, como símbolo de rebeldía ante la discriminación racial.
"Fue un impulso. Estaba tan molesta que tuve que ir a la calle. ¡Aquí, no! No pueden hacer eso", manifestó para el diario británico The Guardian.